“Monición” viene del latín
“monere”, exhortar, advertir. Fuera del uso litúrgico la palabra tiene un
cierto tono peyorativo: “amonestar” es dar un aviso a modo de represión. En la
liturgia se llama “monición” a las palabras que se dirigen, no a Dios (eso son
“oraciones”), sino a la comunidad, a modo de explicaciones invitaciones.
1.- IMPORTANCIA
DEL MONITOR.

Este es un ministerio litúrgico muy antiguo, que normalmente asumía el
diácono, actuando de intermediario entre el presidente y la asamblea, y ayudaba
a participar en la celebración con las convenientes actitudes interiores y
exteriores. El monitor guía
con sencillez al pueblo en la celebración.
Tres clases de intervención de un monitor.
· INDICATIVAS: Señala las posturas corporales, el modo de
realizar una procesión.
· EXHORTATIVAS: Desde qué actitud espiritual podemos cantar
un salmo responsorial.
· EXPLICATIVAS: Ambientar una lectura desde su contexto
histórico.
Las moniciones la
puede realizar un laico preparado. El monitor ha de iniciar con palabras
breves, humanas y espirituales en donde trata de motivar la celebración que
comienza, conectarla con la vida, con la fiesta, o las circunstancias
específicas del día.
Pistas sencillas sobre el modo de hacerlas:
·
Que
las diga la misma persona: para dar unidad al conjunto (el que proclama la lectura no debe ser el
que también dice la monición, así distinguiremos la “palabra nuestra” de la
“Palabra de Dios”).
· Las
moniciones no se tienen que hacer desde el ambón: el ambón es para
la proclamación de la Palabra (IGMR 68 y 272; OLM 33).
·
Es
mejor “decirlas” aunque estén escritas: la monición pide
una comunicatividad especial.
2.- MONICIONES DE ENTRADA Y ANTES DE LAS LECTURAS.
Monición de entrada: Que motive la
celebración que empieza, que esté conectarla con la vida, con la fiesta o las
circunstancias especiales del día.
Modos de realizar las moniciones antes
de las lecturas:
·
Se puede hacer una
en conjunto, si hay unidad entre sí; como en las grandes fiestas o una a cada
lectura.
·
Que prepare la escucha, motive la actitud de
interés y de “obediencia a la fe”.
· No debe ser una homilía anticipada o un
resumen de la lectura misma.
· No se trata de adelantar el contenido, sino
de preparar la escucha despertar el interés.
· A veces es útil presentar el contexto
histórico de una lectura, de una época, de un profeta o una circunstancia.
El orden de la oración de los fieles será
generalmente:
a) Por las
necesidades de la Iglesia.
b) Por los que
gobiernan el Estado y por la salvación del mundo.
c) Por los oprimidos
bajo determinadas dificultades.
d) Por la comunidad
local.
Sin embargo, en
alguna celebración particular, como en la Confirmación, Matrimonio o Funerales,
el orden de las intenciones puede amoldarse mejor a la ocasión. (IGMR 46)
3.- PARA QUE SIRVE EL MONITOR.
· Para coordinar con el presidente los varios
momentos de una celebración.
· De él depende la belleza, la sencillez y el
orden de la celebración.
· Lleva el ritmo de la celebración, no se
adelante ni se retrase.
· Su servicio a la comunidad requiere un lugar
adecuado, visible, delante de todos, no voz anónima, sin subirse al ambón, el
ambón es el lugar reservado para el anuncio de la palabra.
· Que sea un lugar no tan destacado como el
ambón o la cede del presidente.
· La presencia del monitor ayuda a la comunidad
a captar dónde está en cada momento de la celebración.
· Se requiere que esté atento a la celebración
y no esté distrayendo a la comunidad, buscando hojas de cantos o moniciones.
Lo más importante de su trabajo lo hace antes de la celebración.
· Póngase de acuerdo con el presidente antes de
la celebración sobre todo lo que se tiene preparado, llevar en orden todo el
material.
· Reparta con tiempo las lecturas y el salmo
para que se preparen los lectores.
· El monitor debe tener una buena formación
litúrgica.
· Un monitor no puede dirigir una celebración
si no conoce su estructura.
· Debe estar bien preparado y presentado ya que
está a la vista de la asamblea.
· Debe recibir de buen modo los comentarios que
le hagan después de su participación.
· No debe desanimarse por las críticas.
4.- CUALIDADES DE UNA BUENA MONICION.
a. BREVES: Llevar bien preparados sus comentarios, con una sobriedad que los haga
asimilables.
b. CLARAS: Que las palabras sean eficaces, pensadas de antemano, evitando las
exageraciones y que digan solamente lo necesario.
c. DISCRETAS. No hace falta que se hagan todas las
posibles, sino las que parezcan más convenientes y que no siempre sean las
mismas.
d. PEDAGOGICAS: Deben producir el efecto deseado, despertar
el interés y suscitar un diálogo interior con Dios.
e. PREPARADAS: Normalmente por escrito y en coordinación
con el presidente.
f. UNIDAD: Es conveniente que las diga la misma persona,
para dar una unidad al conjunto de la celebración.
g. ADECUADAS: Las moniciones que ofrecen las hojas
pastorales o los libros las tiene que considerar el monitor y no como un
material que tiene que utilizarse a la fuerza.
h. APOYO: La monición no está llamada a utilizarse siempre.
· La monición no es un elemento constitutivo de
la celebración, sino un subsidio a la misma.
· La monición debe
hacerse únicamente si lo exige o por lo menos lo aconseja.
i. APROBADAS: Que la monición tenga su aprobación del que
preside dándoles un carácter de oficialidad y eclesialidad.
j. ORIENTADORAS: Las moniciones deben servir para ubicar el
texto que se va a leer.
k. FIELES AL TEXTO: Cada pasaje tiene su propio tono y cada gesto
ritual su finalidad.
l. SENCILLAS: Evitar que la monición invada excesivamente
el ambiente celebrativo y convierta la monición en nueva homilía.
m. OPORTUNAS: El monitor debe saber dar los adecuados
silencios para una mejor asimilación de la palabra.
n. BIEN DICHAS: Las moniciones pueden leerse o decirse de
memoria.
o. PUNTUALES: Las moniciones deben estar a tiempo a si como
el monitor.
N.B.- El monitor no
tiene que leer las lecturas ni viceversa. Hay que distinguir lo que es palabra
nuestra y lo que es palabra de Dios.
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