miércoles, 22 de enero de 2014

DOMINGO VII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A  (23-02-14)

I.       RITO DE ENTRADA

El domingo pasado Jesús nos exhortaba a profundizar en el cumplimiento de los mandamientos.

En este séptimo domingo del tiempo ordinario, Jesús avanzará mucho más: a través de gestos de amor, que sólo la gracia puede sostener, nos indicará que seamos perfectos como perfecto es el Padre que está en el cielo.

1.    Antífona de entrada.                          Sal 12, 6
Señor, yo confío en tu misericordia: alegra mi corazón con tu auxilio y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.  

2.    Acto penitencial

Ø Perdona nuestros pecados. Señor, ten piedad.
Ø Levántanos de nuestro decaimiento. Cristo, ten piedad.
Ø Ábrenos a la esperanza. Señor, ten piedad.

3.    Gloria: Vamos a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.

4.    Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo.  

II.    LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro del Levítico 19, 1-2.17-18
“El Señor dijo a Moisés: “Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: “Ustedes serán santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. No odiará a tu hermano, en tu corazón. Deberás reprenderlo convenientemente para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus compatriotas, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.


& 6. Salmo responsorial: 102

R. “El Señor es compasivo y misericordioso”
Ø Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. / R.
Ø Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. / R.
Ø El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. / R.
Ø Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 16-23
“Hermanos: ¿No saben ustedes que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno de ustedes destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo son ustedes. Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito: “Él caza a los sabios en su astucia”. Y también: “El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos”. Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es de ustedes, ustedes de Cristo, y Cristo de Dios”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: Aleluya, aleluya. “Quien guarda la Palabra de Cristo, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud”. R. Aleluya.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-48

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Han oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Yo, en cambio, les digo: No hagan frente al que los agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, y recen por los que los persiguen. Así serán hijos del Padre que está en el cielo, que hace salir el sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Señor, que seamos santos”.
v Por la Iglesia; para que sea guía para los hombres y una verdadera escuela de santos, para tu continua alabanza. Roguemos al Señor.
v Por la paz en el mundo, el cese de las guerras, la comunión de los pueblos y la generosidad de unos con otros. Roguemos al Señor.
v Por las familias; para que sean verdaderas escuelas de santidad. Roguemos al Señor.
v Por todos los que atacan a la Iglesia; para que descubran a Cristo como cabeza de la misma y se unan al camino de santidad que lleva al Padre, y que Jesús abrió tras su resurrección. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que la búsqueda de la santidad sea nuestra única preocupación en la vida, pues el resto se dará por añadidura. Roguemos al Señor.

III.  LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Al celebrar tus misterios con culto reverente, te rogamos, Señor, que los dones ofrecidos para glorificarte nos obtengan de ti la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión.                            Sal 9, 2-3
Proclamo todas tus maravillas, me alegro y exulto contigo y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. 


13. Oración después de la comunión.

Concédenos, Dios todopoderoso, alcanzar un día la salvación eterna, cuyas primicias nos has entregado en estos sacramentos. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA (Febrero)

Lunes 24: Stgo 3, 13-18; Sal 18; Mc 9, 14-29
Martes 25: Stgo 4,1-10; Sal 54; Mc 9, 30-37
Miércoles 26: Stgo 4, 13-17; Sal 48; Mc 9, 38-40
Jueves 27: Stgo 5, 1-6; Sal 48; Mc 9, 41-50
Viernes 28: Stgo 5, 9-12; Sal 102; Mc 10, 1-12
Sábado 01: Stgo 5, 13-20 Sal 140; Mc 10, 13-16
DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A  (16-02-14)

I.       RITO DE ENTRADA

Los cristianos sabemos que Dios ha establecido una ley moral sintetizada en los mandamientos. Al hombre moderno la palabra mandamiento le suena a “imposición”. Pero nuestro Dios quiere que cumplamos sus mandatos con convicción, con libertad, con amor.

En este sexto domingo del tiempo ordinario, Jesús nos enseña a profundizar los mandamientos y a vivirlos con alegría, viendo en ellos el camino de la felicidad.

1.    Antífona de entrada.                          Sal 30, 3-4
Sé la roca de mi refugio, Señor, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame.  

2.    Acto penitencial

Ø Porque no nos fiamos de ti. Señor, ten piedad.
Ø Porque confiamos en nosotros mismos. Cristo, ten piedad.
Ø Porque nuestra vida es estéril. Señor, ten piedad.

3.    Gloria: Vamos a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.

4.    Oración colecta
Señor, tú que te complaces en habitar en los rectos y sencillos de corazón concédenos vivir por tu gracia de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.  

II.    LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro del Eclesiástico 15, 16-21
“Si quieres, guardarás los mandatos del Señor, porque es prudencia cumplir su voluntad; fuego y agua he puesto ante ti: echa mano a lo que quieras; delante del hombre están muerte y vida: le darán lo que él escoja. Es inmensa la sabiduría del Señor, es grande su poder y lo ve todo; los ojos d Dios ven las acciones, él conoce todas las obras del hombre; a nadie mandó pecar, ni deja sin castigo a los mentirosos”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 118

R. “Dichoso el que camina en la voluntad del Señor”
Ø Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. / R.
Ø Tú promulgas tus decretos para que se observen exactamente. Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus consignas. / R.
Ø Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras; ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. / R.
Ø Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente; enséñame a cumplir tu voluntad y a guardarla de todo corazón. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 6-10
“Hermanos: A los que han alcanzado la madurez en su fe, les proponemos un sabiduría que no es de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Más bien como dice la Escritura: “Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman”. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo explora todo, incluso las profundidades de Dios”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: Aleluya, aleluya. “Bendito seas, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla”. R. Aleluya.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-37

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar pleno cumplimiento. Les aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno sólo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. Les aseguro: Si no son mejores que los escribas y fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será procesado. Pero yo les digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “renegado”, merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con tu adversario, llega a un acuerdo, mientras van de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al guardia, y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Han oído ustedes el mandamiento “no cometerás adulterio”. Pues yo les digo: El que mira a una mujer con malos deseos, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Si tu ojo derecho te hace caer en pecado, córtatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: “El que se separe de su mujer, que le dé acta de divorcio”. Pues yo les digo: El que se divorcie de su mujer, salvo en caso de unión ilegítima, la expone al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio. Han oído que se dijo a los antiguos. “No jurarás en falso” y “Cumplirás lo que hayas prometido al Señor bajo juramento”. Pues yo les digo que no juren en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro ni un solo cabello. A ustedes les basta decir “sí” o “no”. Lo que pasa de ahí viene del Maligno”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Señor, que tu espíritu guíe nuestros pasos”.
v Por el Papa, los obispos, sacerdotes y laicos; para que caminemos siempre en la Ley del Señor y guardemos sus preceptos, buscándolo día a día, de todo corazón. Roguemos al Señor.
v Por los políticos, juristas, empresarios que tienen en sus manos las decisiones importantes en la marcha de este mundo; para que atiendan las demandas de los más necesitados. Roguemos al Señor.
v Por los enfermos y sus familiares; para que el Señor les dé paciencia en la adversidad, sanen pronto de sus males y su fe se fortalezca con esta experiencia. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que reconociendo todo aquello que aún nos ata a este mundo, sepamos romper con ello, y eligiendo la Vida, vivamos siempre alimentados por la Eucaristía y el perdón de Dios. Roguemos al Señor.

III.  LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Señor, que esta oblación nos purifique y nos renueve, y sea causa de eterna recompensa para los que cumplen tu voluntad. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión.                            Sal 77, 29
Comieron y se hartaron, así el Señor satisfizo su avidez. 

13. Oración después de la comunión.

Alimentados con el manjar del cielo te pedimos, Señor, que busquemos siempre las fuentes de donde brota la vida verdadera. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA (Febrero)

Lunes 17: Stgo 1, 1-11; Sal 118; Mc 8, 11-13
Martes 18: Stgo 1,12-18; Sal 93; Mc 8, 13-21
Miércoles 19: Stgo 1, 19-27; Sal 14; Mc 8, 22-26
Jueves 20: Stgo 2, 1-9; Sal 33; Mc 8, 27-33
Viernes 21: Stgo 2, 14-24.26; Sal 111; Mc 8, 34-9,1
Sábado 22: 1 Pe 5, 1-4 Sal 22; Mt 16, 13-18
DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A  (09-02-14)

I.       RITO DE ENTRADA

En este quinto domingo del tiempo ordinario, la liturgia muestra la alegría y felicidad que tiene el cristiano como fuente para: dar testimonio del evangelio mediante las obras de misericordia. Jesús señala con firmeza, que sus discípulos somos la luz del mundo y la sal de la tierra. Somos nosotros, los cristianos, quienes podemos –y debemos- dar sabor y sentido verdadero a la vida, e iluminar al mundo con la luz del Evangelio.

1.    Antífona de entrada.                      Sal 94, 6-7
Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios.  

2.    Acto penitencial

Ø Tú solo eres Santo, y nosotros pecadores. Señor, ten piedad.
Ø Tú eres el Hijo de Dios, muéstranos al Padre. Cristo, ten piedad.
Ø Tú eres nuestro Señor, nos adherimos a ti. Señor, ten piedad.

3.    Gloria: Vamos a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.

4.    Oración colecta
Vela, Señor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que sólo en ti ha puesto su esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo.  

II.    LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro de Isaías 58, 7-10
“Así dice el Señor: “Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, y no dejes de socorrer a tus semejantes. Entonces surgirá tu luz como aurora, y tus heridas sanarán rápidamente; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá, gritarás, y te dirá: “Aquí estoy”. Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la calumnia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 111

R. “El justo brilla en las tinieblas como una luz”
Ø En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. / R.
Ø El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. / R.
Ø Su corazón está seguro, sin temor. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.

& 7. 2da. Lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 1-5
 “Yo, hermanos, cuando vine a ustedes para anunciarles el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre ustedes me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y a éste crucificado. Me presenté a ustedes débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: Aleluya, aleluya. “Yo soy la luz del mundo –dice el Señor-; el que me sigue tendrá la luz de la vida”. R. Aleluya.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Del mismo modo, alumbre su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre que está en el cielo”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Señor, que tu luz nos ilumine”.
v Por el Papa, los obispos, sacerdotes y laicos; para que nuestra vida sea conforme a los testigos de la luz y así el mundo crea en Cristo verdadera Luz del mundo. Roguemos al Señor.
v Por todos los que caminan a oscuras; para que brille para ellos la luz de Cristo a través de su Iglesia. Roguemos al Señor.
v Por los enfermos y necesitados; para que Dios inspire en su Iglesia hombres y mujeres dispuestos a llevar a Cristo a todos ellos. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial, que hemos sido llamados a ser luz en este mundo; para que seamos dóciles y dejemos a Cristo ser luz en nosotros. Roguemos al Señor.

III.  LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Señor, Dios nuestro, que has creado este pan y este vino para reparar nuestras fuerzas, concédenos que sean también para nosotros, sacramento de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.


 12. Antífona de comunión.                                    Sal 106 8-9
Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres. Calmó el ansia de los sedientos y a los hambrientos los colmó de bienes. 

13. Oración después de la comunión.

Oh Dios, que has querido hacernos partícipes de un mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir tan unidos en Cristo, que fructifiquemos con gozo para la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA (Febrero)

Lunes 10: 1 Re 8, 1-7.9-13; Sal 131; Mc 6,53-56
Martes 11: 1 Re 8,22-23.27.30; Sal 83; Mc 7, 1-13
Miércoles 12: 1 Re 10, 1-10; Sal 36; Mc 7, 14-23
Jueves 13: 1 Re 11, 4-13; Sal 105; Mc 7, 24-30
Viernes 14: 1 Re 11, 29-32; 12, 19; Sal 80; Mc 7, 31-37
Sábado 15: 1 Re 12, 26-32;13,34 Sal 105; Mc 8, 1-10
LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR - CICLO A  (02-02-14)

I.       RITO DE ENTRADA

Hoy celebramos la fiesta de la Presentación del Señor, donde Simeón, el anciano profeta, recibe a Jesús niño en el Templo, reconociendo en él al Salvador de su Pueblo y la luz que alumbrará las naciones.  La iglesia es el nuevo Templo que hace posible que descubramos a Cristo y lo podamos reconocer como luz que alumbra a las naciones, como el Sumo Sacerdote fiel, capaz de compadecerse de los hombres, sus hermanos.

1.     Antífona de entrada.                                   Sal 47, 10-11
Oh Dios, hemos recibido tu misericordia en medio de tu templo. Como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia.  

2.     Acto penitencial

Ø Tú que eres la luz para alumbrar a las naciones. Señor, ten piedad.
Ø Tú que eres la gloria de tu pueblo. Cristo, ten piedad.
Ø Tú que eres la salvación de todos los hombres. Señor, ten piedad.

3.   Gloria: Vamos a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.

4.     Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, te rogamos humildemente que, así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.  

II.     LITURGIA DE LA PALABRA

&  5. 1ra. lectura: de la profecía de Malaquías 3, 1-4
“Así dice el Señor: “Miren, yo envío a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. En seguida entrará en el santuario el Señor a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza que ustedes desean. Ya llega –dice el Señor de los ejércitos-. ¿Quién podrá resistir el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavadero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda conforme a la justicia. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

&  6. Salmo responsorial: 23

R. “El Rey de la gloria es el Señor de los ejércitos”
Ø ¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el rey de la gloria! / R.
Ø ¿Y quién es ese rey de la gloria? Es el Señor, el fuerte, el poderoso, el Señor poderoso en los combates. / R.
Ø ¡Puertas, levanten sus dinteles, levántense, puertas eternas, para que entre el rey de la gloria. / R.
Ø ¿Y quién es ese rey de la gloria? El rey de la gloria es el Señor de los ejércitos. / R.

&  7. 2da. Lectura: de la carta a los Hebreos 2, 14-18

“Hermanos: Ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, Jesús también debía participar de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir, el demonio, y liberar de este modo a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor de la muerte. Porque él no vino para socorrer a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. En consecuencia, debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo. Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: Aleluya, aleluya. “Luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”. R. Aleluya.


& 9. Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40

“Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, “Todo primogénito varón será consagrado al Señor”, y para ofrecer en sacrificio, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo oraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a TU Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo de Israel”. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: “Mira, este niño está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como un signo de contradicción y a ti una espada te traspasará el alma. Así quedarán al descubierto las intenciones de muchos corazones”. También había una profetisa, llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que ordenaba la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “¡Señor, que irradiemos tu luz a todos los pueblos!”.
v Por el Papa, los obispos, sacerdotes, consagrados y todo el pueblo fiel; para que presenten diariamente a Cristo; con gozo, fe y esperanza a todo el mundo. Roguemos al Señor.
v Por los dirigentes de todas las naciones; para que atiendan a todas las necesidades de sus pueblos con prontitud. Roguemos al Señor.
v Por los que viven perseguidos por la predicación de tu Evangelio; para que su fe se acreciente ante la adversidad y la esperanza nacida de Cristo sea su guía ante el desaliento. Roguemos al Señor.
v Por los niños, los débiles, los pobres; para que seamos conscientes de que ellos son los favoritos del Señor y vayamos con presteza a consolarlos. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que tengamos el valor de dar testimonio de Cristo donde quiera que estemos. Roguemos al Señor.

III.    LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Sea grata a tus ojos, Señor, la ofrenda que la Iglesia te presenta llena de alegría, a ti que has querido que tu Hijo unigénito se inmolara como cordero inocente por la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión.                                         Lc 2,30-31
Mis  ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos. 

13. Oración después de la comunión.

Por estos sacramentos que hemos recibido, llénanos de tu gracia, Señor, tú que has colmado plenamente la esperanza de Simeón; y así como a él no le dejaste morir sin haber tenido en sus brazos a Cristo, concédenos a nosotros, que caminamos al encuentro del Señor, merecer el premio de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA (Febrero)

Lunes 03: 2 Sam 15, 13-14.30; 16,5-13; Sal 3; Mc 5,1-20
Martes 04: 2 Sam 18,9-10.14.24-26.31-32-19,1; Sal 85; Mc 5, 21-43
Miércoles 05: 2 Sam 24, 2.9-17; Sal 31; Mc 6, 1-6
Jueves 06: 1 Re 2, 1-4.10-12; Sal: 1 Cro 29, 10-12; Mc 6, 7-13
Viernes 07: Eclo 47, 2-11; Sal 17; Mc 6, 14-29
Sábado 08: 1 Re 3, 4-13; Sal 118; Mc 6, 30-34