LUGARES Y ESPACIOS DE CELEBRACIÓN
Los primeros cristianos de Jerusalén al
principio seguían yendo al templo. Pero de pronto se dieron cuenta de que su
oración no encajaba con la de quienes todavía estaban esperando al Mesías. De
modo que dejaron de participar de las celebraciones del templo.
En ese entonces no se consagraban
lugares para el culto, sino más bien la comunidad o Iglesia reunida era la que
daba el carácter religioso al lugar. Más tarde, por la estrechez y otros
inconvenientes de las casas particulares, se construyeron edificios ex profeso
para las reuniones, con lo que en parte se trasladó a ellas el antiguo concepto
del templo.
Pero lo que influyó sobre todo en darles
ese carácter de templo fue el hecho de depositar en ellas las reliquias de los
mártires y particularmente la Eucaristía. Esas construcciones se hicieron
también antes de la conversión de Constantino y del Imperio. Después de este
acontecimiento surgen, además, grandes basílicas.
Lo que nunca ha de olvidarse, es que el
sentido primero del local es que sirva para la reunión de la asamblea.
TEMPLOS
PARA EL CULTO.
· Iglesia es “un edificio sagrado
destinado al culto divino, al que los fieles tienen derecho a entrar para la
celebración, sobro todo pública, del culto divino” (CIC 1214)
· Catedral es la Iglesia
principal de la diócesis; la "iglesia madre". Es la iglesia donde el
obispo tiene su sede episcopal o "cátedra".
· Basílica. El nombre
viene de basileus (= rey, en griego). Se da ese nombre a algunas iglesias de
mayor importancia. Gozan de una especial unión con Roma. Son iglesias
privilegiadas del Santo Padre, porque significan algo muy especial para los
cristianos del lugar (lugares de peregrinación, iglesia dedicada a un santo
protector, resultado de una promesa, etc.).
Las
cuatro basílicas mayores se encuentran en Roma: San Pedro en el Vaticano, San
Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor. Mencionamos
también la Basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén, donde fue sepultado
Jesús.
· Iglesia parroquial es
la que está destinada al servicio de los fieles de una parroquia. La administra
un Párroco. Es la iglesia “de la vecindad”, según el sentido original de la
palabra.
· Santuario es una iglesia
(u otro lugar sagrado) al que por motivo de peculiar piedad a algún misterio
del Señor, a la Virgen María o a algún santo, acuden en peregrinación muchos
fieles. Deben tener la aprobación del obispo del lugar.
· Capilla es la iglesia o
lugar de culto destinadas a un grupo particular de fieles. Así un hospital, un
colegio, un seminario, una comunidad religiosa, una población o una localidad
en el campo pueden tener su propia capilla.
LUGARES
Y ESPACIOS LITÚRGICOS
· Atrio: Es el pórtico o espacio por el que
accede al templo. A veces está rodeado de columnas. Es un lugar intermedio que
favorece el paso gradual de la calle al lugar sagrado.
· Ábside: Es la parte
del templo situada en el extremo de la iglesia opuesto a la fachada. A menudo
es semicircular, y en él se colocan el altar y los demás elementos propios del
presbiterio: ambón, sede del presidente, sillería (en templos importantes).
· Cripta: Es
una estancia subterránea que tienen algunas iglesias. Se emplea para sepultar a
personajes importantes de la Iglesia, como los Obispos. Antiguamente, también
eran sepultados grandes personajes de la historia de un país.
·
Lugar
para el coro: Es el espacio en el que se sitúa
el pequeño grupo que anima el canto de la asamblea. Por eso su lugar no debiera
ser un espacio separado en un segundo piso (como muchos lugares en donde recibe
el nombre de coro), sino que está en la nave dentro o al lado de la asamblea.
· Sacristía: Es
la sala adjunta a la iglesia en la cual se guardan los ornamentos y objetos necesarios
para el culto y es, también, el lugar donde los ministros se revisten. Muchas
veces, a un costado de esta, existe una contra-sacristía, lugar destinado a guardar
mobiliario y tareas que pueden ensuciar los ornamentos, como arreglo de flores,
preparación del incienso, limpieza de velas, etc.
· Confesionario: Es
un pequeño recinto, generalmente de madera, que principalmente divide un
ambiente en sectores, conectados por ventanas con rejillas; en él se instala el
sacerdote a recibir las confesiones de los fieles.
Actualmente,
a veces se disponen lugares en forma de pequeña oficina, más aptos para una relación
personalizada entre penitente y confesor. Pero debe haber confesionario con
rejilla para quienes lo deseen.
· Vía Crucis: Son catorce o
quince cruces de madera, adheridas a otros tantos cuadros (o sin ellos) y
clavadas a regular distancia en los muros de la iglesia. Representa las estaciones
del camino de la cruz o de la Pasión del Señor y nos recuerdan la Vía Dolorosa.
El Vía Crucis regularmente es de 14 estaciones, pero algunas veces se le agrega
la ‘Resurrección’ como decimoquinta estación.
· Nave: Es la parte de
la iglesia donde se constituye la asamblea en las celebraciones (bancas,
pasillos, etc.).
· Piletas de Agua Bendita: Son
un recipiente con agua que previamente se ha bendecido y que está a la entrada
de las iglesias, para que los fieles se mojen los dedos en ella y puedan hacer
la señal de la cruz al entrar y al salir.
· Pila
Bautismal:
Es una fuente de agua bendita. Antiguamente, debía haber una pila en las
puertas de las iglesias; actualmente no es obligatoria la existencia de estas
pilas.
La
pila bautismal contiene el agua bautismal y generalmente se divide en dos
partes: la pila propiamente dicha con el agua para bautizar, y la otra menor
llamada piscina que recoge el agua que se usa al bautizar.
En
las iglesias más grandes y antiguas es colocada en el ‘baptisterio’ (o
bautisterio) que es el lugar donde se bautiza. Cuando existe este lugar, allí
se coloca normalmente el cirio pascual que se enciende durante la celebración
de bautismos.
· Cirio Pascual: Es
un gran cirio que se enciende en la gran Vigilia Pascual, en las vísperas del Domingo
de Pascua de Resurrección; y el cual se mantiene encendido durante todo el tiempo
pascual. Este cirio está hecho de cera pura de abeja y simboliza a Cristo, Luz
del Mundo.
En el cirio pascual se pueden observar:
1.
Las
letras Alfa y Omega. Estas son la primera y última letra
del alfabeto griego respectivamente.
2. Las
cifras del año. Todos los cirios Pascuales llevan las cifras del
año actual, las cuales nos hacen recordar el tiempo en que estamos viviendo,
como punto de partida el nacimiento de Nuestro Señor, y que gozosos esperamos
la segunda venida de Cristo.
3. Una
cruz.
En los cirios se encuentra grabada una cruz, el principal objeto de devoción de
los católicos, manteniendo siempre vivo el recuerdo de la redención.
4. Cinco
granos de incienso. Estos representan las cinco llagas de
Nuestro Señor, y son colocados en los extremos y al centro de la cruz.
Según las indicaciones del Misal, en la
Liturgia de la Luz de la Vigilia Pascual, un acólito lo presenta al Sacerdote y
éste va dibujando la cruz, las letras y los números que corresponden al año. Al
hacer estas acciones el sacerdote va diciendo:
2. Principio y fin. Trazo horizontal de la
cruz
3. Alfa. Graba la letra Alfa
4. Y Omega. Graba la letra Omega
5. Suyo es el tiempo. Graba la primera cifra del año
6. y la eternidad. Graba la segunda cifra del
año
7. A él sea la gloria y el poder. Graba la tercera cifra del año
8. por los siglos de los siglos. Graba la cuarta cifra del año
Amén.
También el sacerdote al clavar los cinco
granos de incienso (en las extremidades de la Cruz y en el centro), dice:
1. Por sus llagas santas
2. y gloriosas 1
3. nos proteja 4 2 5
4. y nos guarde 3
5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Después de esto se enciende el cirio
pascual.
· Imágenes: Aunque
en el Antiguo Testamento estaban prohibidas por el riesgo de politeísmo que en aquel
ambiente implicaba, en la Iglesia han sido utilizadas desde los primeros
siglos, como se advierte en las catacumbas y luego en los distintos templos.
A
veces se exagera el número de imágenes de santos, que, al menos
psicológicamente, vienen a desequilibrar el sentido geocéntrico y cristocéntrico.
Por eso, el Concilio Vaticano II (cf. SC 125) y la Ordenación General del Misal
Romano (OGMR 278), señalan que su número no sea excesivo, que estén dispuestas
en orden y que no distraigan de la verdadera celebración. (También que no haya
más de una imagen del mismo santo).
· Presbiterio: Antiguamente
indicaba el consejo del obispo con los presbíteros. En la actualidad, designa
la parte de la iglesia que rodea el altar mayor y que llega hasta las gradas,
por las cuales se sube a él.
Algunas
veces está separado de la nave con una barandilla o comulgatorio.
· Altar: El
Altar es uno de los elementos más importantes y significativos de la liturgia
cristiana. Es el símbolo de Cristo como Piedra Angular. Además simboliza un ara
de sacrificio, pero sobre todo, es la Mesa del Señor, en la que más que
inmolarse una víctima: “se hace presente”.
Sin duda que actualmente, tiene mucho
más relieve reconocer el altar al igual que el apóstol, como la mesa del Señor
(1 Co 10, 21).
Las características esenciales que se
dan de todo altar cristiano son:
a) Ser y aparecer como una mesa.
b) Estar separada de la pared para que
se pueda estar cara al pueblo.
c) Constituir el centro de la atención
de toda la asamblea.
d) Ser único, dedicado sólo a Dios.
e) Sin imágenes ni reliquias sobre su
superficie.
En el Antiguo Testamento, el altar era
un monumento o piedra sobre los cuales se ofrecían sacrificios. La primera
mención de un altar se encuentra en Gén 8, 20 y fue cuando Noé después del
diluvio edificó un altar y ofreció holocaustos. Abrahán también edificó un
altar cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac (Gén 22, 9). Los patriarcas
erigieron altares en los lugares en donde Dios se les manifestó, para
conmemorar los favores recibidos (Gén 12, 7-8; 13, 18; 26, 25; 33, 20; 35,
1-7). Las Escrituras no dicen nada del material o de la forma de dichos
altares.
En el Nuevo Testamento, el primer altar
cristiano fue la mesa en la cual Nuestro Señor, en la Última Cena, instituyó la
Misa. En la Basílica de Letrán se conservan reliquias que se cree son partes de
esa mesa-altar.
Antiguamente, las misas se hacían de
espaldas al pueblo. Una instrucción emitida por el Concilio Vaticano II el 26
de septiembre de 1964, fijó varios cambios en el altar, principalmente el de su
libre colocación, de manera de que el sacerdote pudiera presidir la Misa de
frente a la comunidad.
Los manteles del altar: antiguamente
eran tres paños de lino que cubrían el altar en que se celebraba la Santa Misa;
el de encima llegaba hasta el suelo por ambos lados. Simbólicamente
representaban el sudario en que fue envuelto el cuerpo del Señor.
Actualmente, el Misal Romano señala que
“sobre el altar ha de ponerse por lo menos un mantel por reverencia a la
celebración del Memorial del Señor y el banquete en que se distribuye el Cuerpo
y la Sangre de Cristo” (OGMR 268).
El desmantelamiento del altar, es un
signo conmemorativo del despojo de las vestiduras de Jesús en el Calvario. Se
hace el Jueves Santo después de la Misa. El sacerdote quita todo lo que haya
sobre el altar, excepto las velas y el crucifijo (si hubiese).
Debajo del altar (no en un hoyo hecho en
el mismo altar) se colocan reliquias de santos como expresión de la “comunión
de los santos”.
En toda Misa existen dos mesas: la Mesa
de la Palabra y la Mesa del Pan. No estaría mal hacer notar a la asamblea el
inicio de la segunda Mesa. Resulta mucho más significativo llevar un jarro con
vino y llenar el cáliz en el altar a la vista de los fieles. Se trata de
preparar la mesa.
El altar, al representar a Cristo como
piedra angular de la Iglesia, es besado al inicio de cada celebración. Se recomienda
que sea completamente de piedra e inamovible.
· Sede: Cuando nos
referimos al lugar de la celebración litúrgica y las cosas que lo componen, la
mayoría de las personas piensan inmediatamente, en forma espontánea, en el
altar. Otros se imaginan el ambón y muy pocos la sede presidencial.
Cuando hablamos de sede, muchos se
imaginan algún lugar de reunión, la secretaría, la sede del club... En este
caso nos referimos al lugar donde el sacerdote se sienta para presidir la
celebración. Sede significa asiento.
Lo primero que debemos tener clarísimo,
es que la sede es mucho más que un lugar para sentarse; es un lugar simbólico
porque desde la sede es el mismo Jesucristo quien preside la asamblea en la
persona del ministro. Cristo se hace presente como Rey y como Profeta de su
Iglesia. Lamentablemente en muchas comunidades este lugar pasa desapercibido
porque no se le ha descubierto su significado.
El Misal cuando se refiere a la sede
dice lo siguiente: “La sede del sacerdote celebrante debe significar su ministerio
de presidente en la asamblea” (OGMR 275).
La sede debe aparecer claramente como el
lugar donde Jesucristo reúne a su Iglesia y actualiza el anuncio de la
salvación. Es aquí donde debemos poner todo nuestro empeño para darle realce a
la sede y preocuparnos para que la asamblea entienda y asuma el simbolismo que
tiene esta silla presidencial.
Es importante, entonces, que aparezca
como un lugar estable frente a la asamblea al igual que el altar y el ambón, y
no como un simple objeto que se retira cuando ya no es necesario. Debe haber un
esfuerzo por hacer que esta “silla” sea distinta a la que usan los que
concelebran u otros ministros, porque en algunas partes son todas iguales.
La sede presidencial debe ser
considerada como un lugar privilegiado para el Señor y nunca como la silla de honor
reservada para el curita. Esta ha de ser vista por la asamblea como aquella
sede en la que se sentará el Hijo del hombre y ante el cual se congregarán
todas las naciones (Mt 25, 31).
· Cátedra: Es
el trono o sede del obispo desde donde enseña a su pueblo. Por lo tanto, la Cátedra está ubicada
solamente en la Iglesia principal o Catedral de una diócesis. Una Catedral,
entonces, recibe este nombre porque allí se encuentra ubicado el trono o
cátedra del obispo.
Esta
sede es utilizada por el obispo de la diócesis o arquidiócesis, desde donde el Pastor
congrega y enseña a su rebaño. Los demás sacerdotes, al presidir alguna celebración
en la Iglesia Catedral, no pueden utilizar la cátedra, puesto que está reservada
para el pastor de la comunidad. Por esta razón, los sacerdotes o ministros utilizan
una sede secundaria, ubicada generalmente a un costado del altar mayor, pero siempre
dentro del presbiterio.
· Ambón: Es el lugar
destinado a la proclamación de la Palabra de Dios. La liturgia de la palabra
hunde sus raíces en la liturgia sinanogal del Pueblo judío; así también el
ambón es una herencia recibida de Israel. En el Antiguo Testamento podemos leer
la narración de una primera celebración de la Palabra en la que el ambón
aparece ya como algo muy destacado: “Esdras el escriba, estaba de pie en una tarima
de madera que habían construido... Y abrió el libro, a la vista de todo el
pueblo, pues se hallaba en un punto elevado” (Nehemías 8, 4-5).
A
través de este relato podemos notar cómo el pueblo israelita proclama la
Palabra. El libro de la Escritura aparece en un lugar elevado y visible.
El
nuevo Misal establece que la dignidad de la Palabra de Dios, exige que en las Iglesias
haya un sitio adecuado para la proclamación de la Escritura, hacia la cual con facilidad
se dirija la atención de los fieles durante la liturgia de la Palabra (OGMR).
Tres son las características que subraya
el Misal al respecto:
1.
Que la Palabra de Dios se proclame desde
un lugar (no desde un mueble que se quita y se pone);
2.
Que se trate de un lugar adecuado a la
dignidad de la Palabra;
3.
Finalmente, que no se limite a tener
sólo una buena acústica, sino que sea visualmente destacado.
No se trata de un simple mueble que
cuando termina la celebración lo quitan. Así como el altar queda en la capilla
al finalizar la Eucaristía, así también el lugar de la Palabra debe permanecer
siempre en su sitio. La presencia simultánea del altar y del ambón recordará
constantemente a la comunidad las dos mesas en que se apoya la liturgia
cristiana: la Palabra y el Sacramento.
Generalmente en las iglesias se observa
un ambón, pero en la medida de los posible, lo recomendable son dos ambones. En
tal caso el que está a la derecha del celebrante se reserva para las lecturas y
conviene que sea más adornado; el otro será para el animador de la Misa. Es
bueno recalcar que, al momento de proclamar la Palabra lo hagamos desde un
libro grande, debidamente forrado, y no desde una simple “hoja dominical”. Si
no, ¿para qué sirve un bonito ambón?
En
los primeros siglos nació la costumbre de reservar las especies sacramentales.
Se guardaban primeramente en las casas y luego en los Templos. Así estaban
dispuestas siempre para los enfermos.
Era natural que los fieles expresaran su
veneración y adoración ante la presencia del Señor en ese entonces. Ahora, con
mayor fe sabemos que es Dios mismo sacramentado quien habita en este lugar. Es,
por lo tanto, el lugar más importante de
toda la Iglesia, aún más que el altar.
Este fue el origen de los sagrarios o tabernáculos. Hechos de diferentes formas o estilos. Pero, no
debemos perder de vista que el fin primario y principal de la reserva de las
sagradas especies en la Iglesia fue la administración
del viático.
Los fines secundarios son la
distribución de la comunión en las Iglesias fuera de la misa, y adoración de
nuestro Señor Jesucristo oculto.
Sólo a partir del siglo XII la Iglesia
organizó un culto eucarístico público, después de las controversias sobre la presencia
real. Durante mucho tiempo se adoptó la costumbre de reservar el Pan de Vida en
una pequeña torre o en una paloma eucarística suspendida encima del altar.
También las especies eucarísticas se reservaron en la Sacristía. A partir del
siglo XVI se introdujo la costumbre de fijar establemente el Sagrario sobre los
altares. La historia de la conservación del Santísimo Sacramento tuvo una
última etapa cuando se fijó el Sagrario sobre el Altar mayor de las Iglesias
(vale decir sobre el más importante). Esto se mantuvo hasta el Concilio
Vaticano II.
Ahora el Misal Romano dice: “Se
recomienda insistentemente que haya un lugar para la reserva de la Sagrada Eucaristía
en la Capilla, que sea idóneo para la adoración privada de los fieles. Si esto
fuera posible, se pondrá el Santísimo Sacramento conforme a la estructura de
cada templo, en otro sitio que sea verdaderamente noble y esté debidamente
adornado. Y solamente en un Sagrario, sólido e inviolable (OGMR 276-277).
Algunos prefieren que el Sagrario esté
en una capilla aparte, para que sea un lugar de oración y adoración personal y
comunitaria. Claro está que en muchos templos se encuentra ubicado cerca del
altar principal. Lo importante es que exista un Sagrario que los fieles
reconozcan fácilmente. Es bueno que los fieles sepan que allí encontramos al
amigo, al confidente, al que dijo: “Vengan a Mí los que se sienten cargados y
agobiados porque Yo los aliviaré” (Mt 11, 28).
· Lámpara
del Sagrario: Es una lámpara que se encuentra al lado del
sagrario y que debe estar encendida ante este a toda hora. La Lámpara encendida
es la señal de que el Santísimo Sacramento está presente en el Sagrario.
Antiguamente las leyes litúrgicas de la
Iglesia requerían el uso de aceite de oliva o cera de abeja en dicha lámpara.
Sin embargo el obispo local podía permitir el uso de otro aceite vegetal.
Actualmente muchas de estas lámparas son
eléctricas. Por esta razón, y en el caso que un corte muy largo de suministro
eléctrico afecte a los Templos, temporalmente se debe encender una lámpara de
aceite o una vela en reemplazo de la lámpara eléctrica.
· Credencia: Es
una mesa o repisa junto al altar o a un costado de este, en
que se colocan las vinajeras, la campanilla, el lavabo y los otros objetos
litúrgicos que no deben dejarse sobre el altar.