DOMINGO III TIEMPO ORDINARIO -
CICLO A (26-01-14)
I. RITO
DE ENTRADA
Desde la Navidad venimos contemplando casi
cronológicamente la vida de Jesús. Hoy, tercer domingo ordinario, vemos a Jesús
comenzar su misión proclamando el Evangelio del Reino.
La luz anunciada por el profeta Isaías comienza a
brillar en el cielo de la historia. Todo ha de adquirir una nueva fisonomía
comenzando por el corazón del hombre, de allí que las primeras palabras de
Jesús, sean un llamado a la conversión: Conviértanse, porque el Reino de los
cielos está cerca.
1.
Antífona de entrada. Sal 95, 1.6
Canten al
Señor un cántico nuevo, cante al Señor, toda la tierra. Honor y majestad le
preceden, fuerza y esplendor están en su templo.
2.
Acto penitencial
Ø Tú eres la luz, cuando no
advertimos la alegría que trae tu presencia. Señor, ten piedad.
Ø Tú eres la salvación, cuando no buscamos
vivir en armonía. Cristo, ten piedad.
Ø Tú eres el camino, cuando no te seguimos
con prontitud y generosidad. Señor,
ten piedad.
3. Gloria: Vamos
a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios
Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.
4.
Oración colecta
Dios
todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que
podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo
predilecto. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es
Dios, por los siglos de los siglos.
II. LITURGIA
DE LA PALABRA
&
5. 1ra.
lectura: del libro de Isaías 8, 23b-9,3
“En otro tiempo el Señor humilló al país de
Zabulón y al país de Neftalí; pero en el futuro llenará de gloria el camino del
mar, más allá del Jordán, en la región de los paganos. El pueblo que caminaba
en tinieblas vio una gran luz; a los que habitan tierra de sombras, una luz les
brilló. Hiciste grande la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu
presencia, como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín.
Porque como hiciste el día de Madián, has roto el yugo que pesaba sobre ellos,
la vara que castigaba sus espaldas, el látigo del opresor que los hería”. Palabra de
Dios. R. Te alabamos, Señor.
&
6. Salmo
responsorial: 26
R. “El Señor es mi luz y mi salvación”
Ø El Señor es mi luz y
mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me
hará temblar? / R.
Ø Una cosa pido al
Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar
de la dulzura del Señor, contemplando su templo. / R.
Ø Espero gozar de la
dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. / R.
& 7. 2da.
Lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 10-1.173
“Hermanos,
en nombre de nuestro Señor Jesucristo les ruego que se pongan de acuerdo y no
haya divisiones entre ustedes. Vivan en armonía con un mismo pensar y sentir.
Hermanos, me he enterado por los de la familia de Cloe que hay discordias entre
ustedes. Y por eso les hablo así, porque andan divididos, diciendo: Yo soy de
Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo. ¿Está dividido
Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por ustedes? ¿Han sido bautizados en nombre
de Apolo? Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y
no con sabios discursos, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.
8. Aclamación
antes del Evangelio: Aleluya. “Jesús
proclamaba el Evangelio del reino, curando las dolencias del pueblo”.
&
9. Lectura del
santo evangelio según san Mateo 4, 12-23
“Al
enterarse Jesús que habían encarcelado a Juan, se dirigió a Galilea. Dejando
Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón
y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: “País de
Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los
paganos. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz; a los que
habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”. Entonces comenzó
Jesús a predicar diciendo: “Conviértanse, porque está cerca el reino de los
cielos”. Caminando a orillas del mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón,
al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red, pues
eran pescadores. Les dijo: “Vengan, síganme y los haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante, vio a
otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la
barca reparando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea,
enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las
enfermedades y dolencias del pueblo”. Palabra
del Señor. R.
Gloria a ti, Señor Jesús.
10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Padre,
escucha nuestra súplica”.
v Por
la Iglesia de Jesús; para
que crezca la unidad entre todos sus miembros y comunidades. Roguemos al Señor.
v Por las
personas que se sienten en tinieblas sin sentido, sin esperanza; para que
encuentren la luz de Jesús en la vida y en la práctica del amor y de la
justicia de los cristianos que les rodean. Roguemos al
Señor.
v Para que descubramos, con ojos nuevos y corazón nuevo, lo que significa
hoy la buena noticia del Evangelio en este mundo globalizado, cansado y
posmoderno. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que como
Jesús, no despreciemos a nadie, y hagamos opción preferencial por los
marginados y desatendidos. Roguemos al Señor.
III.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
11. Oración
sobre las ofrendas
Señor, recibe
con bondad nuestros dones y, al consagrarlos con el poder de tu Espíritu, haz
que se conviertan para nosotros en dones de salvación. Por Jesucristo nuestro
Señor.
12. Antífona
de comunión. Jn
8,12
Yo soy la
luz del mundo –dice el Señor. Él que me sigue no camina en las tinieblas, sino
que tendrá la luz de la vida.
13. Oración
después de la comunión.
Dios
todopoderoso, te pedimos que cuantos hemos recibido tu gracia vivificadora, nos
alegremos siempre de este don admirable que nos haces. Por Jesucristo nuestro
Señor.
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