miércoles, 22 de enero de 2014

DOMINGO III TIEMPO ORDINARIO - CICLO A  (26-01-14)

I.       RITO DE ENTRADA

Desde la Navidad venimos contemplando casi cronológicamente la vida de Jesús. Hoy, tercer domingo ordinario, vemos a Jesús comenzar su misión proclamando el Evangelio del Reino.

La luz anunciada por el profeta Isaías comienza a brillar en el cielo de la historia. Todo ha de adquirir una nueva fisonomía comenzando por el corazón del hombre, de allí que las primeras palabras de Jesús, sean un llamado a la conversión: Conviértanse, porque el Reino de los cielos está cerca.

1.     Antífona de entrada.                                   Sal 95, 1.6
Canten al Señor un cántico nuevo, cante al Señor, toda la tierra. Honor y majestad le preceden, fuerza y esplendor están en su templo.  

2.     Acto penitencial

Ø Tú eres la luz, cuando no advertimos la alegría que trae tu presencia. Señor, ten piedad.
Ø Tú eres la salvación, cuando no buscamos vivir en armonía. Cristo, ten piedad.
Ø Tú eres el camino, cuando no te seguimos con prontitud y generosidad. Señor, ten piedad.

3.   Gloria: Vamos a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.

4.     Oración colecta
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.  

II.     LITURGIA DE LA PALABRA

&  5. 1ra. lectura: del libro de Isaías 8, 23b-9,3

“En otro tiempo el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí; pero en el futuro llenará de gloria el camino del mar, más allá del Jordán, en la región de los paganos. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitan tierra de sombras, una luz les brilló. Hiciste grande la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al cosechar, como se alegran al repartirse el botín. Porque como hiciste el día de Madián, has roto el yugo que pesaba sobre ellos, la vara que castigaba sus espaldas, el látigo del opresor que los hería”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

&  6. Salmo responsorial: 26

R. “El Señor es mi luz y mi salvación”
Ø El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? / R.
Ø Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. / R.
Ø Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. / R.

&  7. 2da. Lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 10-1.173

“Hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo les ruego que se pongan de acuerdo y no haya divisiones entre ustedes. Vivan en armonía con un mismo pensar y sentir. Hermanos, me he enterado por los de la familia de Cloe que hay discordias entre ustedes. Y por eso les hablo así, porque andan divididos, diciendo: Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo. ¿Está dividido Cristo? ¿Ha muerto Pablo en la cruz por ustedes? ¿Han sido bautizados en nombre de Apolo? Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabios discursos, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: Aleluya. “Jesús proclamaba el Evangelio del reino, curando las dolencias del pueblo”.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 12-23

“Al enterarse Jesús que habían encarcelado a Juan, se dirigió a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: “País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los paganos. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló”. Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: “Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos”. Caminando a orillas del mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red, pues eran pescadores. Les dijo: “Vengan, síganme y los haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca reparando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Padre, escucha nuestra súplica”.
v Por la Iglesia de Jesús; para que crezca la unidad entre todos sus miembros y comunidades. Roguemos al Señor.
v Por las personas que se sienten en tinieblas sin sentido, sin esperanza; para que encuentren la luz de Jesús en la vida y en la práctica del amor y de la justicia de los cristianos que les rodean. Roguemos al Señor.
v Para que descubramos, con ojos nuevos y corazón nuevo, lo que significa hoy la buena noticia del Evangelio en este mundo globalizado, cansado y posmoderno. Roguemos al Señor.
v Por nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que como Jesús, no despreciemos a nadie, y hagamos opción preferencial por los marginados y desatendidos. Roguemos al Señor.


III.    LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Señor, recibe con bondad nuestros dones y, al consagrarlos con el poder de tu Espíritu, haz que se conviertan para nosotros en dones de salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión.                                                         Jn  8,12
Yo soy la luz del mundo –dice el Señor. Él que me sigue no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. 

13. Oración después de la comunión.

Dios todopoderoso, te pedimos que cuantos hemos recibido tu gracia vivificadora, nos alegremos siempre de este don admirable que nos haces. Por Jesucristo nuestro Señor.


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