miércoles, 25 de octubre de 2017

15. La música y el canto en la celebración litúrgica

El Canto Litúrgico

Los cantos son comunes a todas las fiestas y celebraciones. Y como las celebraciones litúrgicas son verdaderas celebraciones, el canto es parte esencial. En toda la Biblia encontramos el canto. El ejemplo más perfecto son los salmos, que expresan la admiración y el reconocimiento de la presencia de Dios en la creación, en la historia y en la vida de cada hombre.
        
La iglesia primitiva continúo esta práctica y los apóstoles invitaban a los fieles a expresarse con salmos, himnos y cánticos inspirados (Ef 5,18-20; Sant 5,13).

En los Santos Padres hay muchos testimonios. San Juan Crisóstomo dice: “Desde que baja en medio de nosotros el salmo, reúne las voces más diversas y forma con todas ellas un cántico armonioso”. San Basilio dice: “El canto del salmo rehace amistades, reúne a los que estaban separados entre sí, vuelve amigos a los que estaban enemistados... y reúne al pueblo en la sinfonía de un mismo coro”. San Agustín dice: “Yo siento que estas palabras, cuando se cantan, sumergen mi alma en devoción más ferviente y apasionada que si no se cantasen.

Siempre que las personas se han reunido en nombre del Señor para celebrar los misterios del Señor, la música y el canto han ocupado un lugar importante.

Las  funciones y los  valores  del  canto

La Iglesia se sirve del canto y la música para celebrar el misterio de la salvación. Y la razón del canto se encuentra en el servicio que se debe prestar a la acción litúrgica (SC 112). El canto ha servido siempre para expresar los sentimientos más profundos del hombre. El canto desarrolla la participación y permite que los sentimientos de fe, alabanza, gozo, etc., adopten una expresión más intensa y penetrante.

El canto crea comunidad: “El canto dimana de los profundo del espíritu... y pone de manifiesto de un modo pleno y perfecto la índole comunitaria del culto cristiano” y el canto es un signo de comunión. “nada más festivo ni más grato en las celebraciones que toda un asamblea entera exprese su fe y su piedad por el canto”.

La animación
 
En la asamblea litúrgica existe una diversidad de servicios para el canto. Ante todo, esta el pueblo que es el responsable principal del canto, pero también existen individualidades que cantan: el presidente, el salmista, el solista, el coro, el animador o director del canto, y es muy importante saber conjugar estos actores que intervienen en el canto.

Tiene una gran importancia el animador del canto que dirige la asamblea y que además tiene que ensayar. Su función consiste en impulsar, animar, cantar sin olvidar que el principal animador de la acción litúrgica es el presidente y con él la comunidad toda. El animador crea la comunión desde el canto.


El coro ayuda al canto colectivo de la asamblea, colabora alternativa o dialogalmente con ella, enriquece el canto con la polifonía y suple en ciertos momentos al pueblo para que este escuche. Nunca suplanta a la asamblea sobre todo en el salmo interleccional, en el santo, en la aclamación Eucarística, etc.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario