viernes, 28 de febrero de 2014

10 TRUCOS PARA ENAMORAR A TUS ALUMNOS


¿Qué trucos podemos utilizar para enamorar a nuestros alumnos?
La intención de este artículo no es hacer que nuestros alumnos acaben rendidos a nuestros encantos. Nada más lejos de eso. A lo que se refiere la palabra enamorar, es conseguir conectarse con los alumnos, que se alegren de vernos, que esperen con ilusión la clase que les vamos a impartir, que sean capaces de ver en nosotros a un modelo, a alguien cercano. Aquí algunos de los trucos que te pueden funcionar:

1. Entra sonriendo. No digo nada nuevo al afirmar la importancia del lenguaje no verbal a la hora de comunicarse. Personalmente, la entrada en el aula es un momento al que le concedo muchísima importancia, porque en cierta manera puedes adivinar cómo se desarrollará la sesión lectiva. En mi caso siempre intento entrar con una sonrisa. Y entro con una sonrisa porque sé que es contagiosa, porque siempre habrá algún alumno que te devolverá en algún momento esta sonrisa. Con este alumno habrás conseguido conectar muy probablemente hasta el final de la clase. No entiendo el empeño de muchos docentes en entrar con el semblante serio o proyectando cierto enfado. No tengo muy claro que el semblante serio implique mayor control del aula y mayor disciplina. En mi caso, al menos, prefiero enseñar desde la sonrisa. Tiempo habrá si acaso de ponerse serios durante la sesión lectiva.

2. Cuenta una anécdota. No hay mejor forma de conectar con un alumno que contando una anécdota. Una anécdota que puede ser nuestra o de otra persona. Las anécdotas, como las historias, tienen un enorme poder de seducción para los alumnos. Debemos ser capaces de poder usar estas anécdotas de una forma inteligente, ir dosificándolas a lo largo de una clase. Son una excelente forma de captar la atención, de disminuir conductas distractivas, de encandilar a tus alumnos. Se puede y se debe enseñar contando historias, contando anécdotas. Y tan importante es contarlas como que nuestros alumnos también puedan hacerlo.

3. Finaliza la clase con un vídeo. Este truco no falla nunca. Es importante diversificar los distintos materiales de que disponemos. Aquellos que contamos en clases con equipos de audio y pantallas digitales o proyectores, conexión a internet, debemos aprovecharlos al máximo estos recursos. Poniendo un vídeo al final de la sesión es una excelente forma de decirles a tus alumnos que han hecho un buen trabajo durante la sesión, que estás satisfecho y agradecido por ello, y que quieres recompensar este esfuerzo con un tipo de material que permite la distensión y la relajación. Es un momento para disfrutar con ellos. Se recomienda que sean vídeos que no superen los cinco minutos y que, en la medida de lo posible, que tengan relación con el conocimiento de la sesión que estamos impartiendo. También hay que tener muy en cuenta un canal como el de Youtube, muy popular entre los alumnos.

4. Aprende de tus alumnos. No hay mejor manera de enamorar que hacerles ver a tus alumnos que ese día ellos te han enseñado algo. Se trata de un truco muy sencillo, ya que puedes aprovechar las asignaturas que hayan tenido ese mismo día. La propia pizarra tradicional te dará un montón de pistas. Hazte el curioso, y deja que ellos te enseñen algo que saben, algo que para ellos tiene cierto valor y escúchales con atención, de forma activa, asintiendo con la cabeza. Hazles sentir importantes, hazles sentir que ellos también tienen algo que decirte.

5. Da o presta algo que sea tuyo. En el maletín de un docente hay algunas cosas que nunca pueden faltar. Los pañuelos de papel son una de esas cosas. A los alumnos les encanta que les demos o prestemos algo. La acción de coger el maletín y sacar algo de dentro y dárselo al alumno es visto por muchos de ellos como algo muy a valorar. También puede ser material escolar. En este caso hazles ver que se lo prestas indicándoles que para ti es algo importante, que deben responsabilizarse de este material prestado. En ese momento estarás creando un vínculo entre tú y el alumno, y podrás aprovechar para hablar con él cuando te lo devuelva.

6. Di o haz algo inusual. No, no te estoy pidiendo que hagas el payaso en clase. Para nada. De lo que se trata es de llevar a cabo algunas actuaciones que se salen de lo normal en una clase lectiva. Puede ser un gesto, un movimiento, cantar una canción, recitar un poema, cambiar el tono de voz, andar de puntillas hacia un alumno que está medio dormido…. Estas extravagancias tienen un poder tremendamente efectivo, porque descolocan al alumno y al mismo tiempo consigues arrancarle una sonrisa de complicidad. Haz de la sorpresa una de tus mejores armas para enamorar a tus alumnos.

7. Intercambia los papeles. Muchos de ustedes saben el poder de atracción que tiene la silla del profesor en el aula. Cuántas veces habremos entrado en el aula y nos habremos encontrado con que hay un alumno sentado en la silla del profesor. Pues bien, a lo largo de la sesión puede ser un excelente recurso para enamorar a tus alumnos el intercambiarse los papeles. En mi caso me gusta hacerlo cuando estamos repasando algunos conceptos de una Unidad. Lo que hago es sentarme en la silla del alumno y el alumno en la mía. Lo cierto es que se produce una situación que a los alumnos siempre les choca y les aseguro que, bien gestionada, hace que se produzca un momento de distensión en el aula.

8. Convierte a un alumno en protagonista. No hay nada que nos guste más que sentirnos especiales. Piensen en sus cumpleaños. Creo que no existe mejor manera de conectar con las personas que haciéndoles ver lo importantes que son para ti. Pues bien, les recomiendo que proyecten esta idea en sus alumnos, que hagan sentirlos especiales, que potencien sus cualidades y sus virtudes. Si así lo hacen, lograran establecer un vínculo que les beneficiará enormemente, porque la respuesta que tendrá ese alumno será de gratitud. Y la gratitud es una muy buena compañera para enseñar y para aprender.

9. Crea expectativas. Tenemos que ser capaces de vender nuestro producto. Y hacerlo de la mejor manera posible. En el mundo del marketing el mejor producto es aquel que mejor se vende, independientemente de si es mejor o peor. Así que nosotros debemos vender aquello que enseñamos mediante la creación de expectativas. La creación de expectativas son muy útiles al inicio de una sesión. Una vez que entren en el aula, lo primero que deben hacer es dar a conocer su producto, lo que enseñaran. Y hacerles ver que será algo único, especial, diferente, maravilloso, increíble. Estas expectativas serán recogidas por sus alumnos y les aseguro que la predisposición para su aprendizaje será mucho mayor.

10. Bromea. Se puede y se debe aprender jugando. Pues bien, también se puede y se debe aprender bromeando. Porque cuando bromeamos estamos enseñando a nuestros alumnos que nos podemos reír con la gente y no de la gente. Una broma dicha a tiempo es un arma tremendamente poderosa para establecer un vínculo emocional con tus alumnos. Favorece el lenguaje figurado, rebaja la tensión, crea distensión, sirve para establecer transiciones entre las diversas actuaciones en el aula.

Como pueden ver, estos trucos o consejos tienen una muy fácil realización dentro de un aula y son aplicables a todas las edades. En muchas ocasiones no somos conscientes de que las grandes clases se nutren de estas pequeñas actuaciones. Debemos reflexionar sobre cuál es nuestro papel en el aula y qué hacemos para captar la atención, para enseñar a nuestros alumnos, para seducirles con nuestras palabras y nuestros gestos, para, en definitiva, enamorarles. Esforcémonos entonces en ganarnos a nuestros alumnos, para que este enamoramiento les propicie una mejor predisposición en sus procesos de enseñanza-aprendizaje.

Santiago Moll  profesor de Secundaria y es el autor del blog 'Justifica tu respuesta'.

HIMNO. 

Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor, 
vengo a pedirte, Cristo jardinero, 
por el desierto de mi corazón.

Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca ahoguen los fracasos 
mis ansias de seguir siempre tu voz, 
pon, Señor, una fuente de esperanza 
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca busque recompensa 
al dar mi mano o al pedir perdón, 
pon, Señor, una fuente de amor puro 
en el desierto de mi corazón.

Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén.
DOMINGO V DE CUARESMA - CICLO A  (06-04-14)

                                   I. RITO DE ENTRADA

Comenzamos la semana previa a la Semana Santa. El próximo domingo aclamaremos a Jesús con los ramos en alto.

En este quinto domingo de cuaresma, la muerte y la vida se encuentran cara a cara. Lázaro está muerto; pero Cristo asegura “Yo soy la resurrección y la vida…” y venciendo a la muerte, resucita a Lázaro. He aquí la gran propuesta de Jesús: resucitar, levantarse de la tumba de una vida sin sentido para caminar con la nueva vida que él nos ganó con su muerte y resurrección.

1. Antífona de entrada.       Sal 42, 1-2
Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa, contra gente sin piedad; sálvame del hombre traidor y malvado. Tú eres mi Dios y protector.

2. Acto penitencial
· Tú que no has sido enviado a condenarnos sino a salvarnos, Señor, ten piedad.
· Tú que has venido a buscar y salvar lo que estaba perdido, Cristo, ten piedad.
· Tú que no quieres la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, Señor, ten piedad.

3. Gloria: (No se dice el gloria).

4. Oración colecta
Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                               II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: de la profecía de Ezequiel 37, 12-14

“Así dice el Señor: “Yo mismo abriré los sepulcros de ustedes, y los haré salir de ellos, pueblo mío, y los llevaré de nuevo a la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré mi espíritu, y vivirán; los estableceré en su propia tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago” Oráculo del Señor”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 129

R. “Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa”
- Desde lo hondo a ti grito, Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. / R.
- Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. / R.
- Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. / R.
- Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 8-11
“Hermanos: Los que viven sujetos a la carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. Él que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, el espíritu vive por fuerza salvadora de Dios. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a sus cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en ustedes”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “Yo soy la resurrección y la vida –dice el Señor-; el que cree en mí no morirá para siempre”.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 1-45
“En aquel tiempo, había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Martha. María era la que ungió al Señor con perfume y le seco los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron a Jesús este mensaje: “Señor, tu amigo está enfermo”. Jesús, al oírlo, dijo: “Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, cuando se enteró que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: “Vamos otra vez a Judea”. Los discípulos le replicaron: “Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?”. Jesús contestó: “¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz”. Dicho esto añadió: “Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo”. Entonces le dijeron sus discípulos: “Señor, si duerme, se salvará”. Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: “Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa”. Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: “Vamos también nosotros y muramos con él”. Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dice: “Yo soy la resurrección y la vida; él que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y él que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?”. Ella le contestó: “Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”. Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: “El Maestro está ahí y te llama”. Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en el pueblo, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: “Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano”. Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió profundamente y se estremeció. Después preguntó: “¿Dónde lo han enterrado?”. Le contestaron: “Señor, ven  verlo”. Y Jesús lloró. Los judíos comentaban: “¡Cómo lo quería!”. Pero algunos dijeron: “Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?”. Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cueva tapada con una piedra. Dijo Jesús: “Quiten la piedra”. Marta, la hermana del muerto, le dijo: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días”. Jesús le dijo: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”. Entonces quitaron la piedra. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Y dicho esto, gritó con voz potente: “Lázaro, sal afuera”. El muerto salió, con los pies y las manos atadas con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo y déjenlo ir”. Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Señor, vida y resurrección nuestra, escúchanos”.

                                         III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Escúchanos, Dios todopoderoso, tú que nos has iniciado en la fe cristiana, y purifícanos por la acción de este sacrificio. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión. Jn 11, 26
Él que está vivo y cree en mí no morirá para siempre dice el Señor.

13. Oración después de la comunión.
Te pedimos, Dios todopoderoso, que nos cuentes siempre entre los miembros de Cristo, cuyo Cuerpo y Sangre hemos comulgado. Por Jesucristo nuestro Señor.

DOMINGO IV DE CUARESMA - CICLO A  (30-03-14)

                         I. RITO DE ENTRADA

¡Qué importante es el don de la vista y qué importante es la luz para poder orientarnos en la oscuridad!

En este cuarto domingo de cuaresma, Jesús, da la vista a un ciego de nacimiento y se presenta como “la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

1. Antífona de entrada.       Is 66, 10-11
Festejen a Jerusalén, gocen con ella todos los que la aman, alégrense de su alegría, los que por ella llevaron luto; mamarán a sus pechos y se saciarán de sus consuelos.

2. Acto penitencial
· Tú expiaste el pecado de todos, Señor, ten piedad.
· Tú que no nos tratas como merecen nuestras culpas, Cristo, ten piedad.
· Tú que acogías a los pecadores y comías con ellos, Señor, ten piedad.

3. Gloria: (No se dice el gloria).

4. Oración colecta
Señor, que reconcilias contigo a los hombres por tu Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo.

                                   II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del primer libro de  Samuel 16, 1b.6-7.10-13a

“En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: “Llena de aceite tu cuerno y ponte en camino; yo te envío, a casa de Jesé, el de Belén, porque he elegido como rey a uno de sus hijos”. Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: “Seguramente, éste es el ungido del Señor”. Pero el Señor le dijo: “No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón”. Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: “Tampoco a éstos los ha elegido el Señor”. Luego preguntó a Jesé: “¿Son éstos todos tus muchachos?”. Jesé respondió: “Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas”. Samuel dijo: “Manda a buscarlo, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue”. Jesé mandó a que lo trajeran y lo hizo entrar: era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: “Levántate, úngelo, porque es éste”. Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y permaneció con él en adelante.. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 22

R. “El Señor es mi pastor, nada me falta”
- El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. / R.
- Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. / R.
- Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. / R.
- Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14
“Hermanos: En otro tiempo, ustedes eran tinieblas, ahora son luz en el Señor. Caminen como hijos de la luz toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denúncienlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero al ser denunciadas salen a la luz, porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso dice: “Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “Yo soy la luz del mundo –dice el Señor-; el que me sigue tendrá la luz de la vida”.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-41
“En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: “Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?”. Jesús contestó: “Ni éste pecó ni sus padres, ha sucedido para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)”. Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: “No es éste el que se sentaba a pedir?”. Unos decían: “Sí, es él mismo”. Otros decían: “No es él, pero se le parece”. Él respondía: “Soy yo”. Y le preguntaban: “¿Y cómo se te han abierto los ojos?”. Él contestó: “Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver”. Le preguntaron: “¿Dónde está él?”. Contestó: “No lo sé”. Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: “Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo”. Algunos de los fariseos comentaban: “Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado”. Otros replicaban: “¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?”. Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: “Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?”. Él contestó: “Que es un profeta”. Pero los judíos no se creyeron que aquél había sido ciego y había recibido la vista, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron:”¿Es éste su hijo, el que ustedes dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?”. Sus padres contestaron: “Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego; pero no sabemos cómo es que ahora puede ver, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Pregúntenselo a él, que es mayor y él mismo puede darles razón”. Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado expulsar de la sinagoga a quien reconociera que Jesús era Mesías. Por eso sus padres dijeron: “Ya es mayor, pregúntenselo a él. Llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: “Confiésalo ante Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. Contestó él: “Si es un pecador, no lo sé; sólo sé que yo era ciego y ahora veo”. Le preguntan de nuevo: “’Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?”. Les contestó: “Lo he dicho ya, y no me han hecho caso; ¿para qué quieren oírlo otra vez?; ¿también ustedes quieren hacerse discípulos suyos?”. Ellos lo insultaron y le dijeron: “Discípulo de ése lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos de dónde viene”. Replicó él: “Pues eso es lo raro: que ustedes no saben de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que da culto a Dios y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si éste no viniera de Dios, no tendría ningún poder”. Le replicaron: “Tú que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros?”. Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le  dijo: “¿Crees tú en el Hijo del hombre?”. Él contestó: “¿Y quién es Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es”. Él dijo: “Creo, Señor”. Y se postró de rodillas delante de él. Jesús añadió: “Para un juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven vean, y los que ven queden ciegos”. Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: “¿También nosotros estamos ciegos?”. Jesús les contestó: “Si estuvieran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen que ven, su pecado persiste”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Señor, limpia nuestros ojos”.

                                   III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Al ofrecerte, Señor, en la celebración gozosa de este domingo, los dones que nos traen la salvación, te rogamos nos ayudes a celebrar estos santos misterios con fe verdadera y a saber ofrecértelos por la salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión. Jn 9, 11
Él Señor me untó los ojos, fui, me lavé y empecé a ver y a creer en Dios.

13. Oración después de la comunión.
Señor Dios, luz que alumbras a todo hombre que viene a este mundo, ilumina nuestro espíritu con la claridad de tu gracia, para que nuestros pensamientos sean dignos de ti y aprendamos a amarte de todo corazón. Por Jesucristo nuestro Señor.

DOMINGO III DE CUARESMA - CICLO A  (23-03-14)

                               I. RITO DE ENTRADA

Todos experimentamos en el corazón una sed profunda de vivir, de amar, de ser feliz. Y nos pasamos la vida buscando saciar esa sed.

En este tercer domingo de cuaresma, Jesús, dialogando con una mujer samaritana, se presentará como el “agua viva”, la única capaz de saciar nuestra sed de felicidad.

1. Antífona de entrada.       Sal 24, 15-16
Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él saca mis pies de la red. Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.

2. Acto penitencial
· Porque no hemos respondido a tus llamadas, Señor, ten piedad.
· Porque nos creemos seguros de sí mismos, Cristo, ten piedad.
· Porque nuestra vida es estéril, Señor, ten piedad.

3. Gloria: (No se dice el gloria).

4. Oración colecta
Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien, que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de las culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro del Éxodo 17, 3-7

“En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, murmuró contra Moisés:- “¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?”. Clamó Moisés al Señor y dijo: -          “¿Qué puedo hacer con este pueblo? Poco falta para que me apedreen”. Respondió el Señor a Moisés: - “Preséntate al pueblo llevando contigo algunos ancianos de Israel; lleva también en tu mano el bastón con que golpeaste el río, y vete, que allí estaré yo ante ti, sobre la roca, en Horeb; golpearás la roca, y saldrá de ella agua para que beba el pueblo”. Moisés lo hizo así a la vista de los ancianos de Israel. Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo:- “¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 94

R. “Escucharemos tu voz, Señor”
- Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. / R.
- Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. / R.
- Ojalá escuchen hoy su voz: “No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras”. /R.

& 7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 1-2.5-8
“Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en la cual nos encontramos: y por él nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Y esta esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. En efecto, cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza para salvarnos, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado; en verdad, a duras penas habrá quien muera por un justo; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; más la prueba de que Dios nos ama es que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “Señor, tú eres de verdad el Salvador del mundo; dame agua viva; así no tendré más sed”.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Juan 4, 5-42
“En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al pozo. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice: - “Dame de beber”.  Sus discípulos se habían ido al pueblo a comprar comida. La samaritana  le dice:- “¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?”. Porque los judíos no tienen trato con los samaritanos, Jesús le contestó:- “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva”. La mujer le dice:- “Señor, ni siquiera tienes con que sacar agua, y el pozo es muy hondo, ¿de dónde vas a sacar esa agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él, sus hijos y sus ganados?”. Jesús le contestó:-“El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial que brota hasta la vida eterna”. La mujer le dice:- “Señor, dame esa agua: así no tendré más sed, ni tendré que venir aquí a sacarla”. Él le dice:- “Anda, llama a tu marido y vuelve”. La mujer le contesta:- “No tengo marido”. Jesús le dice:- “Tienes razón, no tienes marido: has tenido ya cinco, y el que ahora tienes no es tu marido. En eso has dicho la verdad” La mujer le dice:- “Señor, veo que tú eres un profeta. Nuestros padres dieron culto a Dios en este monte, pero ustedes los judíos dicen que el lugar donde se debe dar culto está Jerusalén”. Jesús le dice: - Créeme, mujer: se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén darán ustedes culto al Padre. Ustedes dan culto a uno que no conocen; nosotros adoramos a uno que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, ya está aquí, en los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre desea que le den culto así. Dios es espíritu, y los que les dan culto deben hacerlo en espíritu y verdad”. La mujer le dice:- “Sé que va a venir el Mesías, el Cristo; cuando venga, él nos los dirá todo”. Jesús le dice:- “Soy yo, el que habla contigo”. En esto llegaron sus discípulos y se extrañaban de que estuviera hablando con una mujer, aunque ninguno le dijo:- “¿Qué le preguntas o de que le hablas?”. La mujer entonces dejó su cántaro, se fue al pueblo y dijo a la gente:- “Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho; ¿será éste el Mesías?”. Salieron del pueblo y se pusieron en camino adonde estaba él. Mientras tanto sus discípulos le insistían:-“Maestro, come”. Él les dijo:- “Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen”. Los discípulos comentaban entre ellos:- “¿Le habrá traído alguien de comer?”. Jesús les dice:- “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿No dicen ustedes que faltan todavía cuatro meses para la cosecha? Yo les digo esto: Levanten los ojos y contemplen los campos, que están ya maduros para la cosecha; el que trabaja en la cosecha ya está recibiendo su salario y almacenando fruto para la vida eterna: de modo que el que siembra y el que cosecha se alegran. Con todo, tiene razón el proverbio: Uno siembra y otro cosecha. Yo los envié a cosechar lo que no les costó ningún trabajo. Otros fueron los que trabajaron y ustedes son los que se han beneficiado del trabajo de ellos”. En aquel pueblo muchos samaritanos creyeron en él por el testimonio que había dado la mujer: “Me ha dicho todo lo que hice”. Así, cuando llegaron a verlo los samaritanos, le rogaban que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. Todavía creyeron mucho más por su predicación, y decían a la mujer:- “Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “¡Señor, esperamos tu agua viva!”.

III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que la celebración de esta eucaristía perdone nuestras deudas y nos ayude a perdonar a nuestros deudores. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión. Jn 4, 13-14
Él que bebe del agua que yo le daré –dice el Señor, el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.

13. Oración después de la comunión.
Alimentados ya en la tierra con el pan del cielo, prenda de eterna salvación, te suplicamos, Señor, que se haga realidad en nuestra vida lo que hemos recibido en este sacramento. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA (Marzo)

Lunes 24: 2 Re 5, 1-15a; Sal 41; Lc 4, 24-30
Martes 25: Is 7,10-14; 8, 10; Sal 39; Lc 1, 26-38
Miércoles 26: Dt 4, 1.5-9; Sal 147; Mt 5, 17-19
Jueves 27: Jr 7, 23-28; Sal 94; Lc 11, 14-23
Viernes 28: Os 14, 2.10;  Sal 80; Mc 12, 28b-34
Sábado 29: Os 6, 1-6; Sal 50; Lc 18, 9-14

DOMINGO II DE CUARESMA - CICLO A  (16-03-14)

                               I. RITO DE ENTRADA

Toda la vida cristiana es una Cuaresma. Atravesar el desierto de las dificultades y tentaciones no es sencillo. La semana pasada veíamos en las tentaciones de Jesús, las pruebas a la que está sometida nuestra fe y nuestras convicciones.

En este segundo domingo de cuaresma, la liturgia nos presenta el ejemplo de Abraham y de Pablo, y nos muestra, por la transfiguración de Jesús, la meta gloriosa que espera a todos los que lo escuchan. 

1. Antífona de entrada.       Sal 90, 15-16
Me invocará y lo escucharé; lo defenderé, lo glorificaré, lo saciaré de largos días.  

2. Acto penitencial
· Porque no nos fiamos de tu palabra, Señor, ten piedad.
· Porque nos desalentamos en el camino de la fe, Cristo, ten piedad.
· Porque no vivimos la gran esperanza, Señor, ten piedad.

3. Gloria: (No se dice el gloria).

4. Oración colecta
Señor, Padre santo, tú que nos has mandado escuchar a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor Jesucristo.  

                                          II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro del Génesis 12, 1-4a

“En aquellos días, el Señor dijo a Abram:- “Sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo, te bendeciré, haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. Con tu nombre se bendecirán todas las familias del mundo”. Y se puso Abram en camino, como se lo había ordenado el Señor”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 32

R. “El Señor es compasivo y misericordioso” 
- La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. / R.
- Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. / R.
- Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, Venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Timoteo 1, 8b-10
“Querido hermano: Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios. Él nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestros méritos, sino porque, desde tiempo inmemorial, Dios dispuso darnos su gracia, por medio de Jesucristo; y ahora, esa gracia se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo, que destruyó la muerte y sacó a la luz la vida inmortal, por medio del Evangelio”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre: “Éste es mi Hijo, el amado; escúchenlo”. 

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 17, 1-9

“En aquel tiempo, Jesús, tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a la montaña alta. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús:- “Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres carpas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía:- “Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo”. Al oírlo, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo:- “Levántense, no teman”. Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:- “No cuenten a nadie esta visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Qué resplandezca tu luz ante nosotros”. 
· Por toda la Iglesia universal, para que sea el reflejo luminoso de Cristo, ante todos los hombres y mujeres del mundo. Roguemos al Señor. 
· Por todos los que viven en la oscuridad, por los que no conocen a Cristo ni su amor, por los que no encuentran un sentido a sus vidas; para que encuentren en Cristo Transfigurado, la esperanza, el aliciente y la salvación, y así sus vidas se colmen de claridad. Roguemos al Señor. 
· Por los misioneros que están entregando sus vidas en los lugares de misión, donde, a pesar de sus grandes necesidades, transmiten la luz destellante de la fe en Cristo muerto y resucitado. Roguemos al Señor. 
· Por nosotros, aquí reunidos como comunidad parroquia; para que venzamos siempre al desánimo, mirando el rostro iluminado de nuestro Señor Jesucristo, que nos anima y sostiene en nuestro caminar tras de él. Roguemos al Señor. 

                              III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Te pedimos, Señor, que esta oblación borre nuestros pecados, santifique los cuerpos y las almas de tus siervos y nos prepare a celebrar dignamente las fiestas pascuales. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión. Mt 17, 5
Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escúchenlo.   

13. Oración después de la comunión.
Te damos gracias, Señor, porque al darnos en este sacramento el cuerpo glorioso de tu Hijo nos haces partícipes, ya en este mundo, de los bienes eternos de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA (Marzo)

Lunes 17: Dn 9, 4b-10; Sal 78; Lc 6, 36-38
Martes 18: Is 1,10.16-20; Sal 49; Mt 23, 1-12
Miércoles 19: 2 Sam 7, 4-5.12-14.16; Sal 88; Rom 4, 13.16-18.22; Mt 1, 16.18-21.24
Jueves 20: Jr 17, 5-10; Sal 1; Lc 16, 19-31 
Viernes 21: Gén 37, 3-4.12-13a.17b-28;  Sal 104; Mt 21, 33-43.45-46
Sábado 22: Mi 7, 14-15.18-20; Sal 102; Lc 15, 1-3. 11-32

DOMINGO I DE CUARESMA - CICLO A  (09-03-14)

                          I. RITO DE ENTRADA

Con la imposición de cenizas, el miércoles pasado comenzamos el tiempo litúrgico de cuaresma. Son cinco semanas especialmente dedicadas a la conversión, la oración y el ayuno para celebrar gozosos, la Resurrección de Jesús, anticipo de nuestra propia resurrección.

En este primer domingo de cuaresma, la liturgia nos pone frente a la realidad del pecado, pero, a la vez, frente a la acción salvadora de Jesús. El color litúrgico de este tiempo es el morado y representa una gozosa austeridad. Para acentuarla, se suprimen el gloria y el aleluya, que retornarán, festivos, en la Vigilia Pascual.

1. Antífona de entrada.       Sal 90, 15-16
Me invocará y lo escucharé; lo defenderé, lo glorificaré, lo saciaré de largos días.

2. Acto penitencial
· Porque hemos hecho de la comodidad el supremo valor de nuestra vida, Señor, ten piedad.
· Porque nos constituimos  en pequeños dioses y humillamos a los demás; Cristo, ten piedad.
· Porque pretendemos manipular a Dios; Señor, ten piedad.

3. Gloria: (No se dice el gloria).

4. Oración colecta
Al celebrar un año más la santa Cuaresma, concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.

                              II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro del Génesis 2, 7-9; 3, 1-7
“El Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente. El Señor Dios plantó un jardín en Edén, al oriente, y colocó en él al hombre que había formado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos a la vista y buenos para comer; además, en medio del jardín, puso también el árbol de la vida, y el árbol del conocimiento del bien y del mal. La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer: -“¿Así que Dios les ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín?” La mujer respondió a la serpiente: -“Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en medio del jardín nos ha dicho Dios: “No coman de él ni lo toquen, bajo pena de muerte”. La serpiente replicó a la mujer: “No morirán. Bien sabe Dios que cuando ustedes coman de él se les abrirán los ojos y serán como Dios en el conocimiento del bien y el mal” La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó del fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comieron. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se cubrieron con ellas”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 50

R. “Misericordia, Señor: hemos pecado”
· Misericordia Dios mío por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa, lava del todo mi delito, limpia mi pecado. / R.
· Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. / R.
· Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrogues lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu. / R.
· Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios,  y mi boca proclamará tu alabanza. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-19
“Hermanos: Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Porque, antes que hubiera Ley había pecado en el mundo, el pecado no se tenía en cuenta porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una desobediencia como la de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, el don no es como el delito: si por el delito de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos. Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso, a partir de un solo delito, terminó en condenación, mientras la gracia, a partir de muchos delitos, terminó en absolución. Si por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, cuánto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la salvación. En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida. Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos recibirán la salvación”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 1-11
 “En aquel tiempo, Jesús, fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: -“Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes”. Pero él le contestó, diciendo: -“Está escrito: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces  el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en la parte más alta del templo y le dice: -“Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”. Jesús le dijo: -“También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”. Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: -“Todo esto te daré, si te postras y me adoras”. Entonces le dijo Jesús: -“Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”. Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Sé tú, Señor, nuestra fortaleza en la prueba”.
· Por la Iglesia, para que cada día sea más un instrumento de perdón, misericordia y reconciliación entre los hombres y Dios. Roguemos al Señor.
· Por aquellas familias que viven en conflicto; para que sanes sus heridas y donde había dolor, rencor y amargura, gracias a tu misericordia, llegue el perdón y renazca el amor. Roguemos al Señor.
· Por todos los que hemos ofendido a Dios o al prójimo, para que en este tiempo podamos reconciliarnos y asistidos por el espíritu nos comprometamos más en la oración, en la penitencia y en la caridad. Roguemos al Señor.
· Por nosotros, aquí reunidos como comunidad parroquia; para que reconozcamos que en nuestra vida hay una sola palabra, un solo reinado y un solo Dios, Señor de todo. Roguemos al Señor.

                                     III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Te rogamos, Señor, que nuestra vida sea conforme con las ofrendas que te presentamos y que inauguran el camino hacia la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión. Mt 4, 4b
No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

13. Oración después de la comunión.
Después de recibir el pan del cielo que alimenta la fe, consolida la esperanza y fortalece el amor, te rogamos, Dios nuestro, que nos hagas sentir hambre de Cristo, pan vivo y verdadero, y nos enseñes a vivir constantemente de toda palabra que sale de tu boca. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA

Lunes 10: Lev 19, 1-2.11-18; Sal 18; Mt 25, 31-46
Martes 11: Is 55,10-11; Sal 33; Mt 6, 7-15
Miércoles 12: Jon 3, 1-10; Sal 50; Lc 11, 29-32
Jueves 13: Est 14, 1.3-5.12-14; Sal 137; Mt 7, 7-12
Viernes 14: Ez 18, 21-28; Sal 129; Mt 5, 20-26
Sábado 15: Dt 26, 16-19 Sal 118; Mt 5, 43-48

MIÉRCOLES DE CENIZA - CICLO A  (05-03-14)

                           I. RITO DE ENTRADA

Hoy con el rito de la imposición de ceniza comenzamos el camino hacia la pascua. A este camino lo llamamos Cuaresma. Cinco semanas de gozosa penitencia para revisar nuestra vida, dejarnos iluminar por la Palabra de Dios y zambullirnos en la misericordia del Padre.  

El color litúrgico es el morado. Color que nos recuerda la austeridad de este tiempo. Por la misma razón no cantaremos el Gloria ni el aleluya que retornarán solemnemente en la vigilia Pascual. 

1. Antífona de entrada.       Sb 11, 24-25.27
Te compadeces  de todos, Señor, y no odias nada de lo que has hecho; cierras los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan y los perdones, porque tú eres nuestro Dios y Señor.  

2. Acto penitencial (Se omite, por la imposición de cenizas, que será después de la homilía)

3. Gloria: (No se dice el gloria).

4. Oración colecta
Al celebrar un año más la santa Cuaresma, concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.  

                                 II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: de la profecía de Joel 2, 12-18
“Ahora –oráculo del Señor- conviértanse a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasguen sus corazones y no sus vestiduras; y conviértanse al Señor, su Dios, porque él es compasivo y misericordioso, lento a la cólera,  rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas”. Quizás se arrepienta y nos deje todavía su bendición, la ofrenda y la libación para el Señor, su Dios. Toquen la trompeta de Sión, proclamen el ayuno, convoquen la asamblea. Congreguen al pueblo, purifiquen a la comunidad, reúnan a los ancianos. Congreguen a los pequeños y niños de pecho. Que el recién casado salga de su alcoba, y la recién casada de su lecho nupcial. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, digan los ministros del Señor: “Perdona, Señor a tu pueblo; no entregues tu heredad al desprecio, y que las naciones no se burlen de ella. Por qué han de decir los paganos, ¿dónde está su Dios? El Señor sintió añoranza de su tierra, y se compadeció de su pueblo”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 50

R. “Misericordia, Señor: hemos pecado” 
· Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa. Lava del todo mi delito, limpia mi pecado. / R.
· Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces. / R.
· Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrogues lejos de tu rostro, no me quites tu Santo Espíritu. / R.
· Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor, me abrirás los labios,  y mi boca proclamará tu alabanza. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 20-6,2
“Hermanos: Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo los exhortara por medio de nosotros. En nombre de cristo les pedimos que se reconcilien con Dios. Al que no había pecado Dios le hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos al él, recibamos la justificación de Dios. Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios, porque él dice: “En el tiempo favorable te escuché, y en el día de la salvación vine en tu ayuda”. Pues miren, ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de salvación”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: “No endurezcan hoy su corazón; escuchen la voz del Señor”. 

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar  las buenas obras delante de los hombres para ser vistos por ellos; de los contrario, no tendrán recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando haga limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas,  a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ayunen no pongan cara triste, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Les aseguro que ya han recibido su recompensa. Tú en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno no lo note la gente, sino tú Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Bendición e imposición de la ceniza: (Este gesto el sacerdote lo realiza después de la homilía)

Oración:
Oh Dios, que te dejas vencer por el que se humilla y encuentra agrado en quien expía sus pecados, escucha benignamente nuestras súplicas y derrama la gracia + de tu bendición sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas cuaresmales, pueden llegar, con el corazón limpio, a la celebración del misterio pascual de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. R. Amén.

11. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “Dios misericordioso, escúchanos”. 
· En comunión con el Santo Padre te rogamos, Señor, por toda la Iglesia y en particular por los sacerdotes; haz que sean hombres de oración y de profunda vida interior, para despertar, en el corazón de los hombres y mujeres, el hambre de tu Palabra y la nostalgia de tu rostro. Roguemos al Señor. 
· Por todos aquellos que están oprimidos por el pecado y sienten el fracaso de la propia vida, para que no pierdan la esperanza en tu misericordia y la acogida caritativa de la comunidad parroquial. Roguemos al Señor. 
· Mira con bondad, Señor, a muchos de nuestros hermanos que sufren y anhelan la liberación de sus males: haz que en la oración y en el abandono confiado puedan encontrar la verdadera paz que sólo tú puedes dar. Roguemos al Señor. 
· Por nosotros, aquí reunidos como comunidad parroquia; Señor, danos la gracia de una fe segura, que se exprese en una oración humilde y silenciosa, con la certeza de que tú escuchas, más allá de cualquiera de nuestros méritos y deseos. Roguemos al Señor. 

                        III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

12. Oración sobre las ofrendas
Al ofrecerte este sacrificio que inaugura la Cuaresma, te pedimos, Señor, que nuestras obras de caridad y nuestras penitencias nos ayuden al dominio de nosotros mismos, para que, limpios de pecado, merezcamos, celebrar piadosamente los misterios de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

13. Antífona de comunión. Sal 1, 2-3
El que medita la ley del Señor día y noche, da fruto en su corazón.   

14. Oración después de la comunión.
Señor, estos sacramentos que hemos recibido, hagan nuestros ayunos agradables a tus ojos, y obren como remedio saludable de todos nuestros males. Por Jesucristo nuestro Señor.

DOMINGO VIII DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A  (02-03-14)

                          I. RITO DE ENTRADA

¡Cuánta inquietud nos producen nuestras ocupaciones y, sobre todo, nuestras preocupaciones, en especial las que se refieren a nuestras necesidades!

En este octavo domingo del tiempo ordinario, Jesús nos dice: “No se inquieten, no se angustien, no se desesperen, vivan los hechos de cada día, con serenidad y confianza, Dios sabe bien que necesitan”. Jesús nos anima a afrontar las luchas de la vida con confianza y seguridad. Porque nuestra confianza no es una aventura, es la lógica respuesta al amor providente de Dios.

1. Antífona de entrada.       Sal 17, 19-20
El Señor fue mi apoyo: me sacó a un lugar espacioso, me libro, porque me amaba.

2. Acto penitencial
v Porque hemos hecho de la comodidad el supremo valor de la vida. Señor, ten piedad.
v Porque a veces nos constituimos en pequeños dioses y sometemos a los demás. Cristo, ten piedad.
v Porque con nuestras acciones pretendemos manipular a Dios. Señor, ten piedad.

3. Gloria: Vamos a alabar, bendecir, glorificar y dar gracias a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, entonando el himno del Gloria.

4. Oración colecta
Concédenos tu ayuda, Señor, para que el mundo progrese, según tus designios, gocen las naciones de una paz estable y tu Iglesia se alegre de poder servirte con una entrega confiada y pacífica. Por nuestro Señor Jesucristo.

II. LITURGIA DE LA PALABRA

& 5. 1ra. lectura: del libro de Isaías 49, 14-15
“Sión decía: Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado. ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidaré”. Palabra de Dios. R. Te  alabamos, Señor.

& 6. Salmo responsorial: 61

R. “Descansa sólo en Dios, alma mía”
- Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación; mi alcázar: no vacilaré. / R.
- Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación; mi alcázar: no vacilaré. / R.
- De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio. Pueblo suyo, confíen en él, desahoguen ante él su corazón. / R.

& 7. 2da. Lectura: de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 4, 1-5
“Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidan cuentas ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios”. Palabra de Dios. R. te alabamos, Señor.

8. Aclamación antes del Evangelio: Aleluya, aleluya. “La palabra de Dios es viva y eficaz; juzga los deseos e intenciones del corazón”. R. Aleluya.

& 9. Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 24-34

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: - “Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero. Por eso les digo: No estén agobiados por la vida, pensando que van a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Miren a los pájaros: ni siembran, ni cosechan, ni almacenan y, sin embargo, su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos? ¿Quién de ustedes, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué se agobian por el vestido? Fíjense cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y les digo que ni Salomón, en todo su esplendor, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe? No anden agobiados, pensando que van a comer, o que van a beber, o con qué se van a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe su Padre del cielo que tienen necesidad de todo eso. Sobre todo busquen el reino de Dios y su justicia; lo demás se les dará por añadidura. Por tanto, no se agobien por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus problemas”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

10. Plegaria universal: A cada invocación respondemos: “¡Padre amado, escúchanos!”.
1. Por el papa Francisco; para que lo colmes de bendiciones y lo protejas en todo momento y así pueda cumplir con la misión que le has encomendado. Roguemos al Señor.
2. Por la Iglesia; para que los cristianos tengamos muy presente el objetivo de nuestra vida “buscar el reino de Dios y su justicia divina”. Roguemos al Señor.
3. Por todos los hermanos que en el mundo viven sin esperanza ni fe; para que descubran cada día tú amor que abraza, cuida, protege, y se abriguen a tu amparo. Roguemos al Señor.
4. Por quienes viven demasiado apegados a los bienes de la tierra; para que sepan poner su confianza en el Dios providente, que alimenta las aves del campo y sabe qué necesitamos cada día. Roguemos al Señor.
5. Por todos nosotros aquí reunidos como comunidad parroquial; para que sintamos, con san Pablo, los mismos sentimientos de Jesucristo y reuniéndonos cada domingo en la celebración eucarística, encontremos en ella la fuerza moral de la coherencia cristiana. Roguemos al Señor.

III. LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

11. Oración sobre las ofrendas
Señor, Dios nuestro, tú mismo nos das lo que hemos de ofrecerte y miras esta ofrenda como un gesto de nuestro devoto servicio; confiadamente suplicamos que lo que nos otorgas para que redunde en mérito nuestro nos ayude también a alcanzar los premios eternos. Por Jesucristo nuestro Señor.

 12. Antífona de comunión. Sal 12, 6
Cantaré al Señor por el bien que me ha hecho, entonaré himnos al Dios Altísimo.

13. Oración después de la comunión.
Alimentados con los dones de la salvación, te pedimos, Padre de misericordia, que por este sacramento con que ahora nos fortaleces nos hagas un día ser partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.

LECTURAS DE LA SEMANA

Lunes 03: 1 Pe 1, 3-9; Sal 110; Mc 10, 17-27
Martes 04: 1 Pe  1,10-16; Sal 97; Mc 10, 28-31
Miércoles 05: Jl 2, 12-18; Sal 50; 2 Co 5, 20-6,2; Mt 6, 1-6.16-18
Jueves 06: Dt  30, 15-20; Sal 1; Lc 9, 2-25
Viernes 07: Is 58, 1-9a; Sal 50; Mt 9, 14-15
Sábado 08: Is 58, 9b-14 Sal 85; Lc 5, 27-32

miércoles, 19 de febrero de 2014

HIMNO

Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás 
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús, 
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte; 
pues la inmortal que tú das 
sé que alcanzada no puedo 
cuando yo sin ti me quedo, 
cuando tú sin mí te vas. Amén.

HIMNO

Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor, 
vengo a pedirte, Cristo jardinero, 
por el desierto de mi corazón.

Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca ahoguen los fracasos 
mis ansias de seguir siempre tu voz, 
pon, Señor, una fuente de esperanza 
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca busque recompensa 
al dar mi mano o al pedir perdón, 
pon, Señor, una fuente de amor puro 
en el desierto de mi corazón.

Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén.