viernes, 13 de octubre de 2017

1. ¿Que es la liturgia?

En cualquier documento que se refiere a las normas que provee la Iglesia para la regulación de liturgia, surgiría naturalmente la pregunta de por qué la Iglesia pone ciertos requisitos y guías en actos litúrgicos. Esta regulación puede que algunas veces provoque una impresión de legalismo o control excesivo, especialmente en una cultura que da valor a la expresión individual y la autonomía.

Para comenzar a entender este fenómeno, es importante recordar que la Iglesia no es primordialmente una institución o una asociación de individuos, sino fundamentalmente una comunión con Cristo, establecida por Él, la cual existe a través de los lazos sagrados de los sacramentos, y que es manifestada en ciertas formas concretas.

Por lo tanto, la actividad de la Iglesia, y especialmente su liturgia sagrada, es una expresión de esa comunión y de la herencia que ella ha recibido del Señor. Aunque recientemente se ha demostrado ampliamente la dimensión humana de la liturgia, y de las muchas maneras en que puede ser adaptada a diferentes circunstancias concretas, todavía queda, en esencia, un símbolo de esa comunión, algo compartido por fieles a través del mundo. Como tal, no es la propiedad de un individuo, sacerdote, o comunidad local, sino que le pertenece a toda la Iglesia. Cambiar esos elementos de la liturgia, que expresan su carácter universal, sería aislar a la comunidad local de la amplia comunión de la Iglesia Católica, convirtiendo la adoración a Dios en un acto individualista y arbitrario.

La Iglesia provee pues ciertas guías y regulaciones para expresar el carácter universal de la adoración “católica”, enseñando que la esencia de su oración pública es compartida a través del mundo, y recibida como parte de la tradición dinámica que se extiende hacia las mismas acciones de Cristo; mientras que, al mismo tiempo, proporciona la flexibilidad suficiente de "sentirse en casa" en contextos particulares en todo el mundo.

Las regulaciones de la liturgia deben ser entendidas, entonces, con ese espíritu, no simplemente como reglas a seguir, sino como expresiones de la unidad de la Iglesia, a través del mundo, en su adoración común a Cristo.

 I. ¿QUÉ ES LA LITURGIA?

“La liturgia es la acción sagrada a través de la cual, con un rito, en la Iglesia y mediante la Iglesia se ejerce y continúa la obra sacerdotal de Cristo, es decir, la santificación de los hombres y la glorificación de Dios”.
(Constitución Sacrosanctum Concilium. SC)

Entendamos ahora esta definición, analizándola detenidamente en cada una de sus partes:

1. “La liturgia es acción sagrada”. El pueblo toma parte en la obra de Dios. Al decir acción estamos diciendo que la liturgia está íntimamente unida a la historia de la salvación, a la vida. A través de la liturgia, se actualiza y continúa la historia de la salvación, que tiene su culminación en Jesucristo. Por eso es acción sagrada, porque es obra de Jesucristo a favor de nosotros. Él continúa a través de la liturgia (Sacramento) su obra redentora.

2. "A través de la cual con un rito". La liturgia es un medio, que Jesucristo emplea para nuestra santificación actual. Por la liturgia, llegan a nosotros los frutos de la Pascua, pero llegan a través de ritos y signos, de palabras y acciones, que gracias al Espíritu Santo y a la fe de la comunidad se convierten en sacramentos de salvación. Los sacramentos son el centro de la liturgia y por ello continúa Jesucristo ejerciendo su sacerdocio.

3. "En la Iglesia y mediante la Iglesia". Toda acción litúrgica por ser "Cristocéntrica" es también" Eclesial". Pues Jesucristo hoy está siempre unido a su Iglesia (Somos su cuerpo, Él es la cabeza).

4. "Se ejerce y se continúa la obra sacerdotal de Cristo". Jesucristo es el único sacerdote de la nueva alianza, Él es, desde su encarnación el mediador que une a Dios con los hombres y a los hombres con Dios. Jesucristo ejerció su sacerdocio ofreciéndose amorosamente a su Padre. Toda la vida de Jesucristo es sacerdotal, es decir, estuvo orientada a hacer la voluntad de Dios. Ese sacerdocio llega a su plenitud en su muerte y resurrección. En la liturgia se continúa esa obra sacerdotal de Jesucristo (SC 7).

5. "La santificación de los hombres y la glorificación de Dios". Ese trabajo sacerdotal de Jesucristo es a la vez santificación de los hombres y glorificación de Dios. Podríamos afirmar que la glorificación de Dios se hace mediante la santificación de los hombres. En la medida en que nos santificamos, haciendo en nuestras vidas la voluntad de Dios, estamos glorificando a ese mismo Dios que es "fuente de toda santidad".
La finalidad de la liturgia es, por lo tanto, la glorificación de Dios y la santificación de los hombres. Glorificar al Padre y santificar al hombre, fue lo que hizo Jesucristo durante toda su vida, y esto aparece, más claramente, con su muerte y resurrección. "Yo te he glorificado en la tierra llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar” (Jn 17,4). “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

1.1    ¿QUÉ CELEBRAMOS?

El Misterio Pascual de Cristo, es decir, toda su vida, su obra, su enseñanza hasta llegar a la cima de la actividad apostólica con su pasión, muerte, sepultura, resurrección, ascensión, donación-efusión del Espíritu Santo.

La liturgia tiene como centro la celebración del Misterio de Jesucristo Salvador, muerto y resucitado (Pascua).

En la liturgia se celebra, se vive, se hace actual y presente el Misterio Pascual, es decir la salvación del hombre que se hace realidad en la muerte y resurrección de Jesucristo.

“Desde entonces la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el Misterio pascual” (SC 6).

En la liturgia se continúa el Misterio pascual, se realiza y se nos ofrece ahora la salvación. La liturgia no sólo “recuerda” (mímesis) a Jesucristo y su acción salvadora, sino que actualiza, hace presente de una manera eficaz, la salvación (anámnesis).

Esto se hace gracias a la liturgia, que “con razón se considera como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo” (SC 7).

En la liturgia es el mismo Jesucristo resucitado el que actúa, es Él quien bautiza, quien perdona, el que alimenta a la comunidad en la Eucaristía con su Cuerpo y con su Sangre.

Los frutos de salvación que Jesucristo “ganó” para nosotros mediante su nacimiento, su vida de amor y de servicio, su pasión, muerte y su gloriosa resurrección, llegan hasta nosotros a través de los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litúrgica (cf. SC 6).

1.2 ¿PORQUÉ CELEBRAMOS?


Los cristianos celebramos por fe. La cual ha sido suscitada por la escucha asidua y frecuente de la Palabra de Dios.

“La sagrada liturgia no agota toda la acción de la Iglesia: debe ser precedida por la evangelización, la fe y la conversión; sólo así puede dar sus frutos en la vida de los fieles” (Catecismo. CEC 1072)

La liturgia como lo muestra la estructura del Catecismo de la Iglesia Católica es el segundo momento después de la profesión de fe.

1.3 ¿PARA QUÉ CELEBRAMOS?

La liturgia tiene como finalidad la glorificación de Dios y la santificación del hombre. Glorificar al Padre y santificar al hombre fue lo que hizo Jesucristo durante toda su vida. La liturgia es continuación de la obra de Jesucristo y es, a la vez, alabanza a Dios y santificación del hombre.

De su finalidad primera se entiende la importancia de la gratuidad, de confesar la grandeza de Dios, el reconocer el amor de Dios que se manifiesta en tantas maneras, pero primordialmente, en Jesucristo, nuestro salvador.

La liturgia es igualmente santificación del hombre. Ella es: “La fuente primaria y necesaria en la que han de beber los fieles el espíritu verdaderamente cristiano” (SC 14)

“De la liturgia, sobre todo de la Eucaristía. Se obtiene con máxima eficacia aquella santificación de los hombres en cristo u aquella glorificación de Dios, a la cual las demás obras de la Iglesia tienden como a su fin” (SC 59)

Glorificación y santificación deben estar estrechamente unidas, pues la mejor manera de glorificar a Dios es nuestra propia santificación. No podemos dar verdadera gloria a Dios, si no aceptamos en nuestra vida su gracia; al abrirnos a su acción salvadora lo estamos glorificando. Crecer en santidades alabar en nuestra vida al Señor, fuente de toda santidad.

1.4 ¿QUIÉNES CELEBRAMOS?

1. Jesucristo
2. Espíritu Santo
3. Iglesia
4. Asamblea

1. Jesucristo


 “Por Cristo, con Él y en Él a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos”.

En la liturgia Cristo es el centro, el protagonista absoluto, al igual que lo es en el misterio de la salvación cristiana. Cristo vive ya como resucitado y con plenitud celestial, y Él es el único sumo sacerdote del santuario verdadero que celebra sin cesar la liturgia del cielo (CEC 1187).

Tras haber concluido históricamente la obra de la redención, Cristo después de su gloriosa ascensión continúa realizando la salvación, sobre todo, en la liturgia.

El Señor por medio de los sacramentos sigue actuando en su cuerpo que es la Iglesia.

“La liturgia es el medio privilegiado por el cual se actualiza y se hace presente para nosotros, el misterio pascual. El encuentro con Cristo vivo se da en la sagrada liturgia, gracias a la acción del Espíritu Santo, que hace posible que el ayer histórico fundamental e irrepetible, se haga presente sacramentalmente con su eficacia salvadora y nos proyecte hacia lo definitivo, hacia la Parusía y lo escatológico” (Memorial)

Presencia de Cristo Resucitado en la liturgia:
  • En la Asamblea
  • En la persona del Ministro
  • En su Palabra
  • En las especies consagradas
  • En los pobres

SC 7: “Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona del ministro, "ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz", sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos" (Mt., 18,20). Realmente, en esta obra tan grande por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por El tributa culto al Padre Eterno.

Con razón, pues, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia”.

2. Espíritu Santo

“A través de las palabras, las acciones y símbolos que constituyen la trama de una celebración, el Espíritu Santo pone a los fieles y a los ministros en relación viva con Cristo, Palabra e imagen del Padre, a fin de que puedan hacer pasar a su vida el sentido de lo que oyen, contemplan y realizan en la celebración” (CEC 1101)

El misterio pascual de Jesucristo es fruto del Espíritu Santo. Él es quien lo actualiza. Él hace surgir el sacerdocio en la Iglesia vivificándola. En toda acción litúrgica se invoca al Espíritu Santo (epíclesis) para que se haga presente Cristo. Los cristianos vivificados por el Espíritu de Dios se convierten en templos vivos de Él.

El Espíritu revela quién es Jesús y nos lleva a Dios Padre, manifestándonos que somos sus hijos. (1 Co. 12, 3) (Rm. 8, 15)

3. Iglesia

“Es toda la comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su cabeza, quien celebra.” (CEC 1140)

La liturgia, ejercicio del sacerdocio de Cristo, se hace visible en la Iglesia y por medio de la Iglesia, cuerpo, esposa y sacramento del Verbo encarnado (cf. LG 7-8) La liturgia es una especial epifanía de la Iglesia: expresión y realización de su misterio de comunión y salvación. Es en las celebraciones litúrgicas, que no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia (SC 26), donde con mayor claridad y eficacia aparece la Iglesia como Sacramento -signo e instrumento- de la unión íntima con Dios y de la unidad de todos los hombres.
En las acciones litúrgicas de la Iglesia se prolonga la función sacerdotal de Cristo.

El sujeto integral de la acción litúrgica es siempre toda la Iglesia sin distinción, es decir, en cuanto compuesta de cabeza y de miembros. Si hay diferencia de relaciones entre cada miembro y la liturgia, tal diferencia no viene dada por el “sacerdocio” de unos y el “no sacerdocio” de otros, sino por la diversa posición (“estado”) que pueden tener dentro del mismo sacerdocio.

4. Asamblea

“Desde entonces, la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el Misterio Pascual.” (SC 6)

El sujeto propio de la oración litúrgica no es el “yo” sino el “nosotros” de la Iglesia entera que se hace presente en la asamblea litúrgica y que reúne a muchos sujetos en una oración común (“bendigamos, oremos, etc”.)

Toda ella es “liturgo”, cada cual según su función. Todos participan según su grado de responsabilidad y de ejercicio de la misión eclesial por el sacerdocio bautismal.

1.5. ¿CÓMO CELEBRAMOS?


En la Liturgia empleamos signos, símbolos, gestos, palabras y cantos que expresan externamente nuestra actitud interior.

Signo: Es lo que hace referencia a una cosa mayor de la cual ha sido extraído, es tomar algo de una realidad para representarla. Ejm: el Cirio Pascual (señala a Cristo resucitado y la vida nueva que de Él recibimos).

Símbolo: Es un elemento sensible que remite a una realidad de otro orden. El símbolo no emplea el lenguaje corriente, sino un lenguaje figurado. Por ejemplo: La Luz simboliza al mismo Cristo quien dice de sí: “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8, 12).

1.6 ¿CUÁNDO CELEBRAMOS?

A lo largo del año litúrgico cristiano.

Año Litúrgico: es la estructura temporal en la que la Iglesia celebra todo el misterio de Cristo: "desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, al día de Pentecostés, y a la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor". En el año litúrgico la celebración del misterio pascual tiene la máxima importancia en el culto cristiano y se explicita a lo largo de los días, las semanas y en el curso de todo el año.

1.7 ¿DÓNDE CELEBRAMOS?

En el lugar sagrado o un lugar digno que sea en verdad casa de la asamblea y casa de oración para el encuentro con Dios.

TALLER:

1.         Antes del estudio de este material, ¿Qué entendías por Liturgia?

2.         De los puntos tratados en el instructivo, ¿Cuál no conocías?

3.         Enumera los modos de presencia de Cristo en la Liturgia según el numeral 7 de la Constitución Sacrosanctum Concilium (son cuatro).

4.         ¿Qué es el año litúrgico?

5.         ¿Quiénes celebran la liturgia? Explica uno de ellos.

6.         ¿Es la liturgia un capricho de la Iglesia? ¿Qué sentido tiene?

7.         ¿Cuál es la mejor manera de glorificar a Dios?

8.         ¿Las celebraciones litúrgicas son acciones privadas? Responde SI o NO

9.         ¿Cuál es el término con que se conoce la invocación al Espíritu Santo?


10.      En la liturgia se hace ¿mímesis o anámnesis?

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